www.diariocritico.com
150 años del nacimiento de Segundo de Chomón, el genio español del cine primigenio
Ampliar

150 años del nacimiento de Segundo de Chomón, el genio español del cine primigenio

domingo 17 de octubre de 2021, 13:30h

Teruel es tierra de amantes, también de amantes del jamón, de amantes del modernismo y de amantes del cine... el 17 de octubre de 1871 nació en una de sus calles un niño destinado a impulsar la novísima e “ilusionante” industria de las fotografías en movimiento.

El turolense se llamaba Segundo de Chomón y fue director de películas, director de fotografía, operador de cámara, técnico de iluminación, traductor de rótulos, director de trucajes y revelado, e inventor, desarrollador y perfeccionador del paso de manivela, del travelling y de nuevos procedimientos de coloración de películas. La suya fue una actividad tan intensa y variada que, de una manera u otra, desde distintos roles y responsabilidades, dejó huella en 500 películas; así lo asegura el historiador de cine Juan Gabriel Tharrats en su documentadísima obra de investigación chomoniana Los 500 filmes de Segundo de Chomón.

“Casamiento y mortaja del cielo bajan”, afirma un célebre refrán. El matrimonio de Chomón con la actriz Julienne Mathieu resultó determinante en su vida, incluida la profesional. Julienne fue su gran amor, su único amor (Chomón era romántico, no olvide que era turolense) y su introductora en la industria del cine y, después, la protagonista de muchas de las películas que dirigió. Cuando se conocieron en la ciudad de la luz, allá por 1895, ella actuaba en vaudevilles (formó parte de la compañía de la Bella Otero) y empezaba a hacer pinitos en el cine mudo. Como no conseguía mantenerse solo de la representación, completaba ingresos en el taller de coloreado de películas de Georges Méliès. Chomón, a veces, le echaba una mano, una mano que se tornó prodigiosa y en la que germinó su aventura peliculera, en especial, su obsesión por el perfeccionamiento del coloreado del celuloide, que en aquellos años le llevó a inventar una técnica aceleradora y mejoradora del proceso (entonces tediosísimo e imperfecto) que Méliès, propietario de Star Film Company, desdeñó y que, sin embargo, la compañía rival -la Societé Pathé Frères- patentó: Pathécolor/Pathéchrome. Le suena, ¿verdad?

Algunos historiadores aseguran que los dibujos animados son una creación del francés Emilhe Cohl. Otros, que el mérito corresponde al estadounidense James Blackton, pero el crítico e historiador de cine, Carlos Fernandez Cuenca, sostuvo en su Historia del cine, que el pionero fue Segundo Chomón. Antes que Cohl y que Blackton produjeran sus primeras escenas animadas, Chomón “ya había construido en los estudios de Montreilsous-Bois un andamio de madera de forma piramidal, en cuya parte superior instalaba la cámara enfocando verticalmente los papeles colocados más abajo sobre el soporte horizontal donde el mismo Chomón y su esposa Julienne los ponían en orden”. Gracias a ese artefacto, Chomón filmó, entre otras películas de animación, El pollito embrujado, El paseo de tía Sally y La casa de los duendes.

Una de las grandes aportaciones chomonianas al cine universal fue el paso de manivela (stop motion). Lo concibió mediante lo que yo denominaría una epifanía mosqueante…no exagero. Fíjese lo que Tharrat relata al respecto: “Sin darse cuenta y mientras filmaba, una mosca se paseó por encima del rótulo. Luego, al comprobar el trabajo, vio que la mosca se movía de forma desigual cambiando el lugar mediante saltos, y llegando a la conclusión de que los movimientos que había realizado la mosca cuando el obturador tapaba la impresión de la imagen no quedaban impresionados, y deduciendo que rodando fotograma a fotograma podría escamotear lo que no le interesara”. Y ¡voilá!, a partir del incidente providencial de la mosca, los espectadores quedaron boquiabiertos y ojipláticos frente a películas tan asombrosas como El escultor moderno (una pieza de barro se modela a sí misma), Sinfonía bizarra (animación mural) El teatro eléctrico de Bob (animación de muñecos) o El hotel eléctrico, una peli futurista y surreal en la que el paso de manivela y la pixilaliación alcanzan cotas magistrales. El argumento es el siguiente: una pareja arriba a un hotel en el que los objetos (maletas, brochas de afeitar, cepillos, etc.) se mueven solos. Todo va como la seda hasta que un empleado borracho equivoca los mandos… y…desata el caos.

Entre 1905 y 1909, la poderosa casa Pathé (poseía el monopolio del celuloide virgen) dio a Chomón libertad presupuestaria para desarrollar sus investigaciones, técnicas y trucos. Estos terminaron por merendarse a las películas de Star Film Company, propiedad del gran Méliès, pues Chomón lograba corregir, aumentar y perfeccionar lo que aquel hacía, y en ocasiones adelantársele. Un buen día, sin embargo, el publico se destetó de su afición al truco y las fantasmagorías. Los espectadores habían “madurado” y ahora demandaban un cine más sólido y realista. Carles Pathé, que era un tiburón de los negocios, advirtió enseguida el cambio de gustos y viró en dirección a ellos. Como ya no necesitaba las virguerías de Chomón, simplemente no le renovó el contrato. Cosas que pasan…

Este se trasladó a Barcelona y formó sociedad con el empresario de variedades Fuster Garí. Rodó películas históricas, sainetes y adaptaciones de Zarzuela que satisfacían al público popular. El estudio Chomón-Fuster contaba con posibilidades económicas muy inferiores a las que Chomón estaba acostumbrado en Francia, así que no se lo pensó dos veces cuando en 1912, Giovanni Pastrone, director artístico de Itala Film de Turín, lo sedujo con una oferta indeclinable.

Las espectaculares producciones históricas rodadas en Italia triunfaban en el mundo entero y Pastrone, que era un perfeccionista, quería como operador de cámara a Chomón, al precio que fuese, de manera que le pagó mil liras mensuales (lo normal eran 150) para que desplegara su formidable potencial. Y vaya si lo hizo. Para empezar inventó el carrello (que patentó Pastrone), más conocido como travelling, una tabla con patines sobre la que deslizar la cámara (ya había usado algo similar en Pathé con el director Ferdinand Zecca). La importancia del travelling en el cine es evidente, más allá del mero truco, constituyó una innovación expresiva y sintáctica en la narrativa visual. No se corte y dígalo: Chomón era un genio.

Toda su inmensa pericia técnica ha quedado inmortalizada en la colosal Cabiria, una superproducción en la que estuvo a cargo de las maquetas, la iluminación expresionista, los efectos especiales (la erupción del Etna, el incendio de las naves cartaginesas, casi ná), las tareas de revelado, y por supuesto, los movimientos de cámara con el carrello. De esa época también son El fuego, La guerra y el sueño de Momi (codirigida con Pastrone y antecedente de Toy story).

Concluida la I Guerra Mundial, el cine europeo perdió hegemonía ante Estados Unidos y las cosas para Chomón, como es natural, se torcieron un poquito. Venida a menos la compañía Itala Film, fichó por la FERT y fue el operador de Maciste Alpino, Maciste emperador y Maciste en el infierno. En 1923, recibió la medalla de oro en la Exposición Internacional de Fotografía, Óptica y Cinematografía de Turín por la creación -junto con su socio suizo, Zollinger- de un sistema de cine en color por bicromía alterna (Chomón-Zollinger). Pero la crisis económica de Italia le llevó de regresó a Francia. Allí intervino en películas exitosas: preparó las maquetas navales de La Batalla de E. Violet y S. Hayakawa y en 1927, fue operador, bajo la dirección de Abel Gance, en una epopeya fílmica titulada Napoleón, una pieza que, debido a sus innovadoras técnicas cinematográficas, es considerada una joya del cine mudo.

Luego marchó a Marruecos a rodar una película, cuyo título se desconoce. De allí retornó con una enfermedad pulmonar que lo envió a la tumba a los 57 años. Era 1929 y nacía el cine sonoro. De haber continuado vivo, ¡a saber lo que habría inventado!

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
1 comentarios