La política internacional y los mercados financieros reaccionaron con cautela tras un giro inesperado en el discurso del presidente de EE.UU., quien afirmó que Ucrania podría recuperar todo el territorio ocupado por Rusia. Aunque el mensaje fue interpretado como un respaldo a Ucrania, la ambigüedad sobre el compromiso real de Washington refuerza la percepción de que Europa deberá asumir un papel más activo en el apoyo militar y financiero. La reacción fue inmediata con un repunte en los valores de defensa europeos y corrección en los bonos ucranianos, reflejo del escepticismo inversor. Moscú, por su parte, defendió la estabilidad económica pese a las sanciones y calificó las acusaciones de debilidad como propaganda occidental. Este cruce de mensajes evidencia la fragilidad de la confianza global en la política exterior estadounidense y su impacto en los equilibrios geopolíticos.
En paralelo, gana intensidad el debate sobre la independencia de la Reserva Federal. Más allá de sus decisiones sobre tipos de interés, crece el interés por las líneas de swap de dólares, instrumento clave para sostener la liquidez internacional en momentos de estrés. Aunque su activación no depende directamente del poder ejecutivo, podría haber presiones políticas que condicionasen su uso. Las referencias a Corea del Sur y Argentina ilustran cómo la geopolítica se entrelaza con la gestión monetaria, alimentando dudas sobre la autonomía de la autoridad monetaria estadounidense. En Europa, la presión social en Francia ante posibles ajustes fiscales añade otro elemento de tensión en un entorno dominado por desafíos económicos y políticos.
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