Las trayectorias de política monetaria en Estados Unidos y Europa vuelven a divergir. En Washington, uno de los gobernadores de la Reserva Federal, miembro del Consejo de Gobernadores, defendió un recorte adicional de 25 puntos básicos en la reunión del 29 de octubre, apoyándose en la pérdida de dinamismo del mercado laboral. El banco central estadounidense considera que la inflación mantiene una tendencia descendente y que el riesgo principal reside ahora en la creación de empleo. El responsable subrayó que lo que suceda después de esa reunión dependerá de los datos futuros y que, al evaluar si son necesarios más recortes de tipos, observará cómo se concilian los sólidos datos del PIB con la desaceleración del mercado laboral.
En Europa, el contraste es evidente. Un responsable del Banco Central Europeo, que se reúne el 30 de octubre, señaló que los tipos de interés deberían permanecer estables salvo nuevos shocks, defendiendo la necesidad de consolidar los avances frente a la inflación. La estabilidad que proyecta Fráncfort contrasta, sin embargo, con la fragilidad política en Francia, donde el jefe del Ejecutivo superó por estrecho margen dos mociones de censura tras suspender la reforma de las pensiones. El país afronta ahora semanas de arduas negociaciones presupuestarias, en medio de un déficit elevado y crecientes presiones sociales. En los mercados, el diferencial con el Bund se mantiene contenido, pero la tensión política reaviva el temor a que la política fiscal vuelva a convertirse en el principal foco de inestabilidad dentro de la Eurozona.
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