La Reserva Federal mantuvo ayer los tipos de interés en el rango actual del 4,25 % al 4,50 %, reflejando una postura de cautela ante las crecientes presiones inflacionistas. La decisión no fue unánime, ya que dos gobernadores, ambos designados por el presidente estadounidense, votaron a favor de un recorte, siendo el primer episodio de disenso de dos miembros desde los años noventa. En la rueda de prensa posterior, el presidente de la FED subrayó que, aunque el crecimiento económico se ha moderado ligeramente en los últimos meses, la inflación sigue por encima del objetivo y el mercado laboral continúa mostrando fortaleza, con niveles de empleo estables y sin señales claras de enfriamiento.
En su mensaje apuntó que aún es pronto para ajustar la política monetaria. Aunque quedan dos meses de datos por delante, el banco central considera que los efectos de los recientes cambios en la política comercial aún no se comprenden del todo, y advierte sobre el riesgo de nuevas presiones sobre los precios. Esta combinación de incertidumbre, resiliencia macroeconómica y solidez en el empleo respalda, por ahora, la estrategia de mantener los tipos en niveles moderadamente restrictivos para asegurar una convergencia sostenida de la inflación hacia el objetivo.
En la eurozona, varios miembros del BCE han reiterado su preferencia por esperar más señales antes de modificar la política monetaria. Aunque la inflación muestra cierta contención y la actividad continúa débil, el consenso gira en torno a una postura prudente, especialmente ante el riesgo de tensiones externas derivadas de la política comercial estadounidense y su posible impacto en la demanda europea.