El gobernador del Banco de Inglaterra dijo ayer que el banco central tenía que "seguir trabajando" para reducir la tasa de inflación, que es más alta que en cualquier otra economía de los países del G7. El gobernador, que está bajo la presión política por el fuerte aumento de la inflación, señaló que el crecimiento de los precios había sido mayor de lo que esperaba el banco y añadió que “es crucial terminar el trabajo para cumplir con el mandato de devolver la inflación a su objetivo del 2% y proporcionar un entorno de estabilidad de precios para que la economía pueda prosperar”.
En los últimos meses la inflación ha mejorado desde el 11,1% de octubre hasta el 8,7% actual, pero la situación podría haber sido peor si no fuera por la fortaleza de la libra. En 2023 la libra se ha apreciado un 4% con el euro y un 6% frente al dólar. Un estudio del Banco de Inglaterra señala que una depreciación del 10% de la libra esterlina supone un aumento de 2,7 puntos porcentuales en el IPC durante tres años, con la mitad de ese aumento en el primer año.
Sin embargo, lo que no se ha estudiado es si se puede considerar a la inversa en el caso de una apreciación de la libra y como consecuencia, una mejora en la inflación. Los críticos con este estudio señalan que además del tipo de cambio, hay factores propios de la economía británica, y que se han acentuado desde la salida de la UE, como las tensiones en el mercado laboral y el mayor coste de hacer negocios en el Reino Unido, y que esto podría llevar al BoE a tener que subir y mantener los tipos de interés más altos para hacer frente a la inflación.
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