Tal y como se esperaba, el BCE recortó ayer los tipos de interés. Por sexta vez desde junio, redujo su tipo de depósito al 2,5%, en vista de la ralentización de la inflación y el crecimiento, y afirmó que los tipos seguían limitando la actividad económica, aunque menos que en el pasado. Aunque mantiene la puerta entreabierta a más recortes, también ha sembrado dudas a este respecto al señalar que su política monetaria está cerca de llegar a un terreno neutral. "La política monetaria está adoptando una orientación considerablemente menos restrictiva", señala la entidad en su comunicado, lo que supone un cambio muy importante en su discurso. Este lenguaje matizado significa que no se da por hecho otro recorte de tipos en abril.
En la rueda de prensa posterior, su presidenta reconocía un aumento de los riesgos y de la incertidumbre “por todas partes”, que va a afectar a la inversión y las exportaciones más de lo que se esperaba previamente. Esta situación ha provocado un recorte de las previsiones de crecimiento en dos décimas para 2025 y 2026. En concreto, el organismo prevé un crecimiento del PIB de la eurozona de apenas el 0,9% y en 2026 acelerará levemente al 1,2%. En cuanto a la inflación, la sitúa en el 2,3% este año, por encima del 2,1% previsto en diciembre, antes de caer al 1,9% en 2026. Lagarde también apuntaba que las futuras actuaciones dependeran de los datos, como siempre, tomando decisiones reunión a reunión, sin compromistos previos. En cuanto a las propuestas alemanas y de la UE sobre las inversiones en defensa e infraestructura señaló que, en ambos casos, eso apoyaría el crecimiento europeo en general y sería un impulso para la economía europea.