Después de que el volumen de compras de bonos decreciera en las dos últimas semanas, el mercado estaba revisando sus expectativas sobre si el BCE usaría su largamente publicitada "flexibilidad" para rebajar tensiones en el mercado de bonos.
Pues bien, en su reunión de ayer el BCE anunció que no hará cambios en su política monetaria pero si aplicará de manera más generosa su programa de compras de bonos (PEPP) para amortiguar el impacto de la pandemia y para mantener el crédito barato. La institución monetaria europea dice estar preparada para acelerar la impresión de dinero para limitar el coste de los préstamos de la zona euro, enviando una señal a los mercados de que está decidido a sentar las bases para una sólida recuperación económica.
Preocupado por el alza del rendimiento de los bonos que podría hacer descarrilar la recuperación de la zona euro, en el comunicado publicado tras la reunión señala que "el Consejo de Gobierno espera que las compras en el marco del PEPP durante el próximo trimestre se realicen a un ritmo significativamente mayor que durante los primeros meses de este año". En la conferencia de prensa, su presidenta declaraba que, aunque se espera que la situación económica general mejore durante 2021, sigue habiendo incertidumbre en torno al panorama a corto plazo, fundamentalmente vinculado con la dinámica de la pandemia y la velocidad de las campañas de vacunación.
No obstante, sus nuevas previsiones apuntan un crecimiento algo mayor del 4% para 2021 en su conjunto. La proyección de inflación se elevó al 1,5% desde el 1% estimado en diciembre, aunque Lagarde indicó que refleja factores temporales y el aumento de los precios de la energía.
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