Desde los bancos centrales de todo el mundo los grifos de liquidez siguen abiertos para tratar de estabilizar la economía. De nuevo ayer se inyectaron cantidades de dinero sin precedentes en una economía global traumatizada a medida que los casos de coronavirus se disparan en el epicentro actual, Europa. Pocos sectores se han salvado de una crisis que amenaza con una larga recesión mundial, mientras en los mercados los inversores liquidan activos buscando al dólar como refugio seguro.
Las fuertes fluctuaciones de los tipos de cambio están cerca de ser movimientos descontrolados que desde el G7 siempre se han considerado no bienvenidos. Intentando que no se llegue a ello, ayer la Reserva Federal abrió líneas de swap en dólares con bancos centrales de nueve países, incluyendo a Brasil y México, a fin de que puedan acceder mejor a operaciones en la moneda estadounidense y evitar que la epidemia de coronavirus cause una paralización de los mercados globales de dinero. La Fed dijo que los swap, en los que acepta otras monedas a cambio de dólares, estarán vigentes durante al menos seis meses para permitir a los bancos centrales de Australia, Brasil, Corea del Sur, México, Singapur, Suecia, Dinamarca, Noruega y Nueva Zelanda utilizar un total de 450.000 millones de dólares. Esos países recibieron también líneas de swap durante la crisis del 2007 a 2009. La Fed tiene acuerdos de swap permanentes con el Banco de Canadá, el Banco de Inglaterra, el Banco de Japón, el BCE y el Banco Nacional de Suiza.