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Crítica de 'Ni siquiera los muertos', de Juan Gómez Bárcena: tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos

jueves 30 de abril de 2020, 07:52h
Crítica de 'Ni siquiera los muertos', de Juan Gómez Bárcena: tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos
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La onda expansiva que supuso para su vecino del sur la llegada de Donald Trump y su política migratoria a la Casa Blanca alcanza las letras hispánicas con esta novela que abre en canal la historia de México y disecciona sus mitos y contradicciones. Juan Gómez Bárcena (Santander, 1984) es una de los narradores más relevantes de la generación de menores de 40 años. Con Ni siquiera los muertos da una nueva vuelta de tuerca a su premiada producción derrochando ambición y valentía en este texto heredero de una estancia literaria del autor en el país azteca.

La ambición reside en plantearnos un El corazón de las tinieblas, o mejor dicho un Apocalipsis Now hispánico, donde el soldado castellano Juan de Toñanes ha de buscar y capturar a lo largo de la Nueva España al indio Juan, una especie de profeta rebelde hacia la Corona y la Iglesia, un Kurtz mexicano que es caracterizado a través de los relatos y monólogos de los variados personajes con los que Juan se va encontrando.

Esta búsqueda, pesimista, oscura y onírica, se prolonga hasta la actualidad y a lo largo de cinco siglos en un complejo ejercicio donde cambian tiempos, espacios, personajes, voces e incluso el propio lenguaje que Gómez Bárcena utiliza con estilo elegante y efectivo. La valentía, por otro lado, no es solo el reto que supone confeccionar y armar todo esto, sino situar la novela en un horizonte sin duda incómodo para las tres naciones que en Ni siquiera los muertos entran en un contacto —España, México y Estados Unidos— sin caer en lo anacrónico o lo maniqueo.

En la antigua metrópolis, la “conquista de América” es motivo de celebración y orgullo para algunos; para otros, una revisión histórica pendiente dados los abusos ocurridos sobre los indígenas y la crueldad de sus protagonistas. La misma división ocurre en el país azteca respecto a la religión, la cultura o la sociedad heredadas de la colonia. Las raíces hispánicas de Estados Unidos son algo que en su relato como nación ha sido borrado, exacerbando la herencia del Mayflower, pero dejando de lado aquella de piel más oscura que venía del sur. Gómez Bárcena tensa todas estas contradicciones en la búsqueda del indio Juan poniendo mucho énfasis en el conflicto entre mestizaje y racismo, los dos hechos que definen estas dos sociedades americanas y también la española del Siglo de Oro.

Las mejores páginas son precisamente aquellas donde ocurre esto; brillantes la discusión entre un médico, un sacerdote y un encomendero sobre lo que es un indio, la taxonomía de tipos raciales que exponen dos caporales o el viaje en tren de un grupo de emigrantes centroamericanos. Hay mucho de Cervantes en todo ello, y es que no deja de ser hermosa la reivindicación de la novela como género mestizo que Gómez Bárcena está haciendo, unida al hecho de situar la suya en el tiempo donde esta forma literaria tuvo su origen, pero en un lugar, las Indias, donde estos libros estaban prohibidos precisamente por su carácter ficcional.

El juego que, por tanto, se nos plantea a los lectores es barroco e imaginativo, lleno de simetrías, requiebros y paralelismos que apuntalan la monumentalidad de la novela a cambio de sacrificar la fluidez del relato. Este se inicia con atracción y brillantez, pero mediadas las cuatrocientas páginas del libro decae porque el objeto de la búsqueda, el indio Juan, muta a distintas formas, —el Padrecito, el Patrón, el Padrote…— entre las que no se percibe bien el engarce ni la verosimilitud, y porque el que busca, Juan de Toñanes, queda convertido en un personaje carente de acción oculto entre las intervenciones de los secundarios, en ocasiones demasiado largas e irrelevantes.

Nada de lo anterior desmerece meterle el diente a esta lectura portentosa y salir de ella exhausto y feliz, pero sí la saca de los raíles de obra maestra por los discurre en un principio. Ni siquiera los muertos es una novela que hay que leer por su magnitud, su entrega y su prosa, y hay que hacerlo en ambas orillas de la lengua castellana y también, por qué no decirlo, al norte del río Bravo. En España, en México y en Estados Unidos hacen falta más escritores como Juan Gómez Bárcena.

Ni siquiera los muertos
Juan Gómez Bárcena
Sexto Piso, 2020
404 páginas, 20.90 €

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