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Biblioteca universitaria

Biblioteca universitaria

jueves 20 de mayo de 2010, 18:31h
La particular Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES) inauguró la semana pasada su nueva biblioteca de tres pisos, 80 mil libros físicos y acceso a un aproximado de 100 mil publicaciones virtuales a través de redes mundiales de bibliotecas.

Este es un acto de enorme significación en un momento en que se discute la nueva ley de educación del país (LOES) y el futuro de la universidad ecuatoriana, tanto la pública como la particular. Una de las tareas más relevantes para las universidades es que, en su planificación, se cuente tanto con la infraestructura y equipamiento tecnológico de punta como con el intangible que implican la información y los contactos que supone una biblioteca actualizada.

La biblioteca es uno de los síntomas más importantes de las prioridades y preocupaciones de una universidad. Una biblioteca, tanto física como virtual, es, junto con los laboratorios, un lugar privilegiado para la investigación, no solo porque ahí se encuentra la información requerida en toda su diversidad, sino sobre todo porque se puede asumir el estado del arte de las diferentes ciencias y disciplinas, registrar sus tendencias y entender sus problemas y sus desafíos teóricos. Por eso, la importancia de poder acceder sobre todo a revistas especializadas y a libros escritos en los últimos cinco años. De lo contrario, la sobredosis de información se vuelve letal; naturalmente, al lado de los libros que están en la palestra de la atención académica, los clásicos que son la indispensable guía epistemológica de los diferentes conocimientos.

Pero una biblioteca es además un lugar de encuentro. No la constituyen exclusivamente los estantes de libros o las claves de acceso a bibliotecas y hemerotecas virtuales. El encuentro se da, en primer lugar, entre profesores y estudiantes.

Para ello, el edificio de esta universidad tiene salas en las que los estudiosos pueden dialogar y discutir, en el sentido inglés del término, sobre sus modelos teóricos, sus experiencias, así como del estado de la investigación. Debe ser un lugar agradable para la exposición y para el debate de ideas.

El encuentro se da además con obras y autores de todo el mundo. Con una ventaja en relación a pocas décadas atrás: ahora, es posible participar en blogs, revisar videos, escribir y realizar chat con autores que, en antaño, eran accesibles solo por medio de largos y costosos viajes, con el agravante, además, del tiempo transcurrido. Es posible conocer obras recién publicadas por el acceso, a través de Internet, a una red mundial de bibliotecas.

Pero hay algo más. La exigencia de calidad académica que supone la inversión en una biblioteca actualizada tiene que ser producto de asumir su misión como institución universitaria, que es resultado de su planificación, nunca el resultado de imposiciones de tipo reglamentario.

Es una muestra, ahora que se habla de calidad académica, de que las universidades cambian por su compromiso y no por el control vertical del Estado ni la imposición de leyes y reglamentos sancionadores.


alandazu@hoy.com.ec
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