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Centinela de Occidente

martes 17 de julio de 2007, 21:32h
TITO B. DIAGONAL
Barcelonés de alta cuna y más alto standing financiero, muy apreciado en anteriores etapas de este diario, vuelve a ilustrarnos sobre los entresijos de las clases pudientes

Creo que todos vosotros, amadísimos, globalizados, megaletileonorisofiados y occidentalizados niños y niñas que me leéis, os podréis ir de vacaciones plenamente tranquilos sobre el futuro de España (a punto de naufragar en Navarra, por cierto): los separatismos disolventes, el pacifismo zetaperiano, el entreguismo irresponsable, el hedonismo egoísta, el progresismo de chichinabo no prevalecerán contra las principios inmutables que se inscriben en la verdadera memoria histórica de esta unidad de destino en lo universal –y en lo planetario y en lo cósmico—que se ha llamado, se llama y se llamará ¡¡¡España!!!.

Et pour quoi?, ¿por qué?, os interrogaréis todos/as vosotros/as. Pues porque Él siempre está alerta. Él vela por el mantenimiento de las esencias. Él y sus fieles seguidores de FAES están ahí, al servicio de España y de los españoles sensatos y de bien. Ellos piensan por todos vosotros. Ellos señalan con su dedo acusador los males de la Patria mía. Ellos aportan claridad allá donde hay tinieblas. Ellos aportan orden donde hay confusión. Ellos aportan disciplina donde hay anarquía y caos.

Sí, sí, sí... Ellos han sentido la llamada de la Patria. Ellos han encontrado que su puesto está al aire libre, arma al brazo y en lo alto las estrellas. Ellos encabezan el think tank, el bloque de pensamiento, que ha de conducir a ¡¡¡España!!! nuevamente por los gloriosos senderos de unidad, libertad y grandeza.

Sólo tenéis que escuchar los diagnósticos de ese Centinela de Occidente, que desciende del Olimpo de los grandes de este mundo, para ejercer su magisterio entre la gente llana. No, no me refiero a Federico y su verborragia radiofónica en la cadena mitrada. Me estoy refiriendo a Él, a José María Aznar López, el nuevo adalid, el nuevo guía y capitán empeñado en la reconquista ideológica de España. Y lo hace con el laconismo, entre militar y castellano, propio de su estilo. Un “no” en boca del marido de Ana Botella (ya sabéis, la consejera –antes concejala—de ladrillos y Arriates del Excmo. Ayuntamiento de la Villa de Madrid) sintetiza toda la sabiduría de José Ortega y Gasset, de Milton Friedman y de Francis Fukuyama, los grandes ideólogos del pensamiento liberal contemporáneo, rectamente entendido y subordinado a la autoridad competente.

¡¡No a la ruptura de España!! ¡¡No a la claudicación ante ETA!! ¡¡No a la traición!! ¡¡No a la felonía desde el Gobierno!! ¡¡No a la entrega de Navarra!! ¡¡No al adoctrinamiento socioseparatista de la Educación para la Ciudadanía!! ¡¡No al matrimonio de los homosexuales!! ¡¡No a la clonación con células madres!! ¡¡¡No a Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales!!!... ¡¡Malhaya quien puso a España en almoneda!!... ¡¡Españoles todos: la patria está en peligro. Venid a salvarla!!...

Porque el de Aznar es el pensamiento de la modernidad. Eso sí, la modernidad bien entendida. Algo así como la modernidad sensata y honrada. Mientras, en materia de política territorial Aznar está en la Edad Moderna, en la época de los Reyes Católicos, a finales del siglo XV, (ya sabéis, de Isabel y Fernando el espíritu impera...), los nacionalismos periféricos se encuentran unos –los catalanes--  en la Alta Edad Media, allá por el siglo X, cuando lo de los Condes de Barcelona, y otros –los vascos—más o menos como tres telediarios después de Atapuerca (hacia la Prehistoria del homo antecessor). O sea, pequeñines/as míos/as que no comparemos.

Y, en cuanto a política económica... La modernidad de Aznar y de los cerebros pensantes está fuera de toda discusión. Mientras Izquierda Unida ni siquiera ha salido del Manifiesto Comunista (1848) y el socialisterío se encuentra anclado en el Welfahre State, el Estado del Bienestar de John Mainard Keynes; el Faro de Occidente y Luz de las Azores está ya en el postcapitalismo y la globalización.

Naturalmente, los antiguos son los otros. Que Aznar es bien moderno. Como deberá serlo el Partido Popular, custodio de su legado y heredero de su pensamiento. Que parece que no es queréis enterar ninguno/a de vosotros/as.  Dejad pues que resplandezca su clarividencia. Que su sabiduría ilumine esta España. Aunque, para ello, la tenga que pintar primero de negro, claro.

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