Casi la mitad de los jóvenes españoles dispuestos a aceptar cualquier empleo, en cualquier lugar y con salario bajo
jueves 09 de enero de 2014, 13:26h
El 48,6% de los jóvenes españoles de 18 a 24 años afirma
que aceptaría cualquier trabajo, en cualquier lugar y aunque tenga un sueldo
bajo. De hecho, el 84,9% considera muy o bastante probable tener que trabajar
en lo que sea, el 61,7% considera igual de probable tener que irse al
extranjero; y el 79,2% tener que estudiar más. A pesar de esta disponibilidad
expresada por los jóvenes una abrumadora mayoría (80%) se muestra convencido de
que, al menos en un futuro próximo, tendrá que depender económicamente de su
familia.
Éstas son algunas de las principales conclusiones
extraídas del estudio "Crisis y contrato social. Los jóvenes en la sociedad del
futuro", elaborado por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud, un centro
privado e independiente promovido por la FAD (Fundación de Ayuda contra la
Drogadicción) gracias al apoyo de Banco Santander y Telefónica.
El estudio, basado en 1.000 entrevistas realizadas a
jóvenes de 18 a 24 años y ocho grupos de discusión, analiza cómo viven los
jóvenes españoles la aparente ruptura del "contrato social", compromiso
implícito entre los jóvenes y la sociedad que estipula que a cambio de un
esfuerzo inicial, normalmente de carácter formativo, se garantiza la
integración futura (social, laboral, ciudadana) de esos jóvenes. Y, por otra
parte, cómo repercute esta situación en diferentes ámbitos en la vida de los
jóvenes: Desempleo, dificultades para la emancipación, inseguridad y confusión,
entre otros.
Según el estudio,
no hay duda de que la crisis actual, por su intensidad y duración, cuestiona
severamente este "contrato social", repercutiendo en diferentes ámbitos en la
vida de los jóvenes españoles. Por una parte, la falta de trabajo les genera
serias dudas sobre su integración futura ya que han comprobado que el esfuerzo
y la preparación no la garantizan.
Ante esta realidad, entre los jóvenes parece haberse
instalado una sensación generalizada de
desconcierto donde el único punto que les genera seguridad y confianza es el
apoyo familiar.
Para salir de la crisis, de la que un 70,9% de los
jóvenes hacen responsables al Gobierno y los partidos políticos, reclaman en
general un cambo de rumbo en la formación: una mayor conexión con lo laboral,
con la empresa y, sobre todo, más ayudas para poder encontrar empleo:
Los jóvenes españoles reconocen disfrutar de las
prestaciones del Estado del Bienestar mucho más que sus padres, salvo lo
referido a estabilidad y seguridad, que la crisis parece haber puesto es
cuestión. Además están convencidos de que sus hijos vivirán mucho peor que
ellos (salvo en estabilidad y seguridad, que seguirán igual) aunque sin
retrotraerse al nivel de sus progenitores.
Si bien la crisis afecta a la juventud en su totalidad,
no afecta de igual manera a todos los jóvenes. La clase social de procedencia
establece diferencias importantes y agudiza la brecha social. Las clases
sociales más vulnerables viven más intensamente el desempleo y tienen niveles
educativos más bajos y más problemas para recuperar los estudios.
Para los jóvenes pertenecientes a estatus alto y medio y aquéllos que
cursaron estudios universitarios o
profesionales, la crisis supone el peligro de no conseguir sus objetivos o,
como mínimo, la rebaja o el aplazamiento de sus expectativas vitales. Para los
y las jóvenes encuadrados en clases medias y bajas y aquéllos que abandonaron
sus estudios o tienen una cualificación baja, la crisis representa un peligro
real que incluso pone en juego la supervivencia y la integración social, y
posiblemente la vuelta a un pasado de desigualdades profundas y falta de
oportunidades.
La crisis en general ha supuesto para los jóvenes
españoles una frustración de sus expectativas y una visión fatalista del
futuro. Sólo un 20% de los jóvenes cree que mejorarán en los próximos dos o tres
años, frente al 36% que piensa que empeorarán; a su vez, un casi un 40% piensa
que en ese plazo no habrá cambios sustanciales. Por otra parte, casi tres de
cada cuatro jóvenes (71%) considera poco o nada probable encontrar trabajo en
el próximo año.
En cuanto a la responsabilidad de la situación actual, los jóvenes señalan
claramente al gobierno y a los partidos políticos (así lo dice el 71% del
colectivo), seguidos de los responsables económicos (empresarios y banqueros),
a quienes señala el 51%. Un 39% apunta a la situación económica mundial y un
20% al conjunto de la sociedad. Los propios jóvenes tan sólo son señalados por
un 5% y las familias por un escaso 2%. Incluso hay un 0,5% que dice que la
culpa no es de nadie
La gestión de los responsables políticos y económicos se sitúa en primera
línea de motivos por los cuales la duración y profundidad de la crisis es peor
de lo que podría o debería haber sido. A su vez, si tal gestión ha sido en
parte responsable del agravamiento de la crisis, no es menos cierto que se
opina con carácter de certeza indiscutible que será también una de las causas
por las que se tardará más en salir de la misma. En definitiva, la gestión
política e institucional es objeto de fuerte crítica.