Poco a poco la rutina se va imponiendo en España tras las vacaciones de verano. La gran mayoría de empleados ya han vuelto a sus centros de trabajo y las calles de las grandes ciudades empiezan a llenarse, recuperando poco a poco el ritmo habitual.
Y con ello, también son muchos los que se han dado cuenta de que cada vez los días son más cortos. Septiembre es un mes de nuevos comienzos y un punto clave en el calendario.
El otoño está cada vez más cerca. Esto quiere decir que con él llega el temido cambio de horario de invierno. A pesar del eterno debate, este año los relojes tendrán que seguir adaptándose.
Pero, ¿cuándo se tendrá que hacer? ¿Se atrasa o se adelanta la hora?.
¿Cuándo llega el horario de invierno?
En nuestro país se producen 2 cambios de hora a lo largo del año: el de invierno y el de verano.
En el mes de marzo empezó este último que se extiende hasta el último domingo de octubre, que será cuando habrá que hacer el cambio al horario de invierno. El reloj se atrasará y ese día tendrá una duración de 25 horas en vez de 24.
Esto quiere decir que el nuevo horario empezará la madrugada del sábado 25 de octubre al domingo 26 de octubre de 2025.
A las 03:00 horas en la Península, los relojes se atrasarán a las 02:00 horas. Por su parte, en las Islas Canarias, a las 02:00 horas serán las 01:00 horas.

¿Por qué se cambia de horario en octubre en España?
Como en cualquier eterno debate, existen detractores y defensores del cambio de hora. Están los que quieren vivir de forma permanente en el de invierno y los que prefieren el de verano.
Una cuestión que se ha llevado hasta el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, las 2 instituciones de mayor nivel en el viejo continente que también se han tenido que pronunciar al respecto.
El Instituto Geográfico Nacional (ING) no ha dado una decisión definitiva, por lo que el cambio de hora para este mes de octubre se tendrá que se seguir haciendo con el objetivo de ahorrar energía.
¿Desde cuándo se hace en España y de dónde proviene?
La idea de modificar los relojes no es nueva. Benjamin Franklin ya lo planteó en el siglo XVIII.
En 1784, mientras ejercía como embajador en Francia, publicó un ensayo satírico titulado 'Un proyecto económico', donde proponía a los parisinos levantarse antes para ahorrar aceite y velas. Más tarde, en la Primera Guerra Mundial, los países comenzaron a adoptar este ajuste como medida de ahorro.
En España se introdujo por primera vez en 1918 y, tras la crisis del petróleo en los años 70, se estableció de forma regular desde 1974.
Consecuencias en nuestro organismo
Aunque parezca un gesto insignificante, modificar los relojes afecta al ritmo circadiano, regulado por la luz natural y los ciclos de sueño.
Este desajuste puede provocar síntomas como insomnio, cansancio, problemas de concentración, irritabilidad o cambios de humor. Según los especialistas, estas molestias suelen durar entre 3 días y 2 semanas, dependiendo de la persona.