martes 16 de diciembre de 2008, 17:26h
De todos es bien sabido y conocido que cualquier cuento infantil tiene una versión light y otra heave, o dicho de otra forma para que lo entiendan los que han hecho el bachiller de la ESO, todo cuento tiene una versión suave y otra un poco más fuerte e incluso pornográfica.
El lobo aparece frecuentemente en todos estos relatos como un personaje que amaga y no da, que pretende asustar y da risa, que se dice fiero y en el fondo está amariconado, pero eso ocurre hasta que se cabrea y entonces pilla desprevenidos y con el pié cambiado a aquellos que no le tomaron antes en serio.
Reconozco que al cordobés Montilla, que fue charnego antes de ni siquiera soñar que podría ser más nacionalista que Pujol y heredar el titulo de molt honorable, no le acompaña ni la cara ni el tono ni la expresión para dar miedo pero, como el lobo del cuento, es de los que puede acaba explotando cuando se le inflan los cojones porque sabe que mientras viva tendrá que seguir haciendo méritos para hacerse perdonar por los catalanes de verdad el hecho de ocupar la sede del Palau de la Generalitat.
Zapatero, que después de cinco años como Presidente del gobierno sigue yéndose de rositas cada vez que juega al toco mocho con alguien al que le promete algo y luego no cumple, está a punto de encontrarse con la horna de su zapato, y eso puede ser bueno o malo, pero en este caso es horrible.
Después de haber prometido, jurado y perjurado que el tema de la financiación para Cataluña estaría arreglado y el Estatuto también, va a ser que no y eso que podría aceptárselo Artur Más, como una prórroga de confianza, no se lo puede consentir Montilla que ya ha amenazado, por persona interpuesta, que parlamentariamente puede le dejar con el culo al aire.
El aviso de que viene el lobo es suficiente para que en Moncloa y Ferraz se lo empiecen a tomar en serio porque, me malicio que el President de la Generalitat está obligado a mantener sus prioridades - que no son las españolas – aunque la situación económica nacional e internacional aconsejen rebajar ciertas exigencias.
Zapatero puede deberle dinero y quedarse tan tranquilo a la Comunidad de Madrid gobernada por Esperanza Aguirre y Gil de Biedma porque es una dirigente del PP, pero a José Montilla Aguilera, no puede hacerle lo mismo, por aquello de la España asimétrica.
Que no se enfaden y menos en el PSC en Cataluña por lo que voy a decir, pero tengo para mí que a Zapatero le empiezan a crecer los enanos.