Im-presentables del martes, 3 de febrero 2009

Sebastián vuelve a meter la pata

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, se está 'luciendo' últimamente. Ésta vez ha echado toda la culpa de la crisis a la banca y ha dicho que "se le está acabando la paciencia" con las entidades ante la restricción del crédito. Sin duda nos parecen desafortunadas sus palabras porque en primer lugar, ¿quién es él para que se le acabe la paciencia? ¿Se le habrá olvidado que tiene por encima al ministro de Economía, Pedro Solbes, y que éste no va haciendo por ahí este tipo de comentarios?

    Por otro lado, tampoco parece que sea ésta la mejor manera para devolver la confianza a los banqueros y que las aguas vuelvan a su cauce... Sebastián lo único que ha conseguido con sus palabras ha sido obligar al presidente del Gobierno a salir en su defensa y a justificar sus palabras como el sentir de muchas empresas españolas.



Pedro J. goza con su Goya robado

Llama la atención que todo un director de un periódico tan importante en el panorama mediático nacional como es Pedro J. Ramírez se haga la foto con el ya famoso Goya robado durante la gala de premios del cine español. Nada bien nos parece que se haya tramado una historia tal con la estatuilla: un crítico de cine en paro, en señal de ¿protesta?, se llevó uno de los goyas y este martes se lo ha entregado a El Mundo. Este periódico ha amparado el 'robo-secuestro' y le ha hecho una entrevista. Hasta ahí puede parecer tolerable. Pero lo que choca ya a un nivel estridente es ver al director de ese diario hacerse la foto -y un vídeo, ya que estamos- con el Goya robado. Presumir de hazaña para criticar a determinado sector del cine español -habitual nido de intelectuales progresistas siempre muy criticados- nos parece algo inapropiado para la prensa. Los medios haciendo ese papel, realmente, dan miedo. Y justo ahora que ha ocurrido lo que ha ocurrido con el Wyoming e Intereconomía. Mal vamos.


La política del zapatazo

En medio mundo fue un éxito el 'zapatazo' al presidente Bush durante su estancia en Irak, a finales del año pasado. Miles y miles de personas compartían la indignación hacia el ahora ex mandatario norteamericano, y el periodista que arrojó su zapato se hizo un héroe para gran parte del mundo musulmán. Ahora bien, que una anécdota lamentable pase a ser modelo de actuación contra políticos es realmente peligroso. Y es que ya saben que al primer ministro, Wen Jiabao, se le lanzó por parte de un espontáneo una zapatilla deportiva durante su visita oficial en el Reino Unido. No pasó nada y, de hecho, esta vez no hizo ni falta esquivar el objeto 'contundente'. Ahora bien, se registra otro hecho lamentable que nada ayuda a luchar con argumentos contra lo que algunos consideren injusticias sociales y políticas. En este caso, el régimen chino y, hace un mes, contra el mandato de Bush. La política del zapatazo es un flaco favor a las causas que algunos consideran 'justas'.

- Pueden ver el vídeo del acto en el que se le lanza una zapatilla al chino Wen Jiabao, aunque no se capta el momento 'crítico' PINCHE AQUÍ>>


¿Y a quién puede molestar el nombre de Spanair?

Pues a muchos. Como a algún independentista catalán, que considera que la aerolínea Spanair debería tener un nombre más propio de su nación ahora que el accionariado es catalán. El presidente del grupo de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Jordi Portabella, defiende que la compañía cambie de nombre ya que así, parece que es la principal preocupación, los ciudadanos la pueden sentir "más suya". El argumento esgrimido ya es el más 'idóneo': "Todo el mundo sabe de dónde son Lufthansa, Alitalia o British Airways; y del mismo modo todos deberían saber de dónde es Spanair", insistió. Sí, parece que lo que molesta puede ser la asimilación del término "Span", que lleva a pensar en España. Alergia al españolismo, parece ser.


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