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Dos de cada tres hijos de inmigrantes no se sienten españoles

lunes 02 de marzo de 2009, 17:11h
Dos tercios de los hijos de inmigrantes con entre 12 y 17 años de la ciudad de Madrid reconocieron no sentirse españoles y asumen la nacionalidad de sus padres como suya, según la primera fase de la investigación 'La segunda generación en Madrid: un estudio longitudinal'.
El estudio se realizó sobre casi 4.000 alumnos de 125 colegios y públicos y concertados del Área Metropolitana y se presentó este lunes en la Universidad Pontificia de Comillas.

Asimismo, el estudio, que es fruto de la colaboración de los centros universitarios de Comillas, Clemson y el departamento de Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Princeton (EEUU), señala que más de un 40 por ciento de los 'nuevos españoles' no tiene interés en quedarse en España y preferiría trasladarse a otra nación del "mundo desarrollado".

A este respecto, uno de los autores del estudio, el profesor de la Universidad de Princeton Alejandro Portes, indicó que esto se debe a que España es un país "sin tradición  de inmigración", por lo que "falta la percepción de identificación".

No obstante, los descendientes de inmigrantes reconocen no perciben un "gran rechazo" por parte de la población autóctona. De este modo, más de la mitad declararon que nunca se habían sentido discriminados y sólo cinco de cada cien insistió que lo habían sido "muchas veces", aunque no necesariamente por la raza o la nacionalidad.

En cuanto a su religión, más de un tercio se definió como católico, mientras que otro tercio como cristiano, de entre los que un 12 por ciento son ortodoxos, y una cifra similar son protestantes. Menos del 10 por ciento de los alumnos eran musulmanes.

Entre sus expectativas, la mayoría "tienen fe en la existencia de oportunidades de movilidad ascendente". Pese a lo cual, el 53 por ciento dijo "aspirar" a llegar a la universidad, aunque sólo el 23 por ciento confiaba en llegar a ella.

Asimismo, el estudio encuentra diferencias significativas entre los alumnos de colegios concertados y los de colegios públicos, que tienen unas expectativas "significativamente más bajas". En los primeros, el 63 por ciento del alumnado hijo de inmigrante aspira a la universidad, cuando en los segundos, "solo la mitad" se lo plantea. 

Lo mismo ocurre de cara al mundo laboral. Según la investigación, un 26 por ciento de los alumnos de colegio público seleccionó entre sus aspiraciones trabajos de nivel bajo o medio, y poco más de un tercio manifestó confiar en llegar a ocupaciones gerenciales o profesionales. Sin embargo, la mitad de la muestra de colegio concertado seleccionó ocupaciones de más alto nivel.

No obstante, los autores inciden en que no se puede atribuir esta brecha a la calidad de la educación en cada centro, sino a la predisposición familiar: en general, los padres con mayores niveles de educación, medios económicos y ambición para sus hijos les llevan a colegios concertados, y esto se refleja en las aspiraciones de los adolescentes "independientemente de la enseñanza que reciban".

Pese a ello, los estudiantes de concertados tienen "una opinión aún más positiva de sus profesores y la disciplina escolar", emplean de media más tiempo a los deberes académicos y dedican menos horas a ver la televisión que sus compañeros de colegios públicos. De hecho, el 40 por ciento de éstos pasa tres horas o más cada día delante de la tele.

En este sentido, el estudio recalca que, para muchos expertos en el tema migratorio, la brecha entre aspiraciones y expectativas ha sido el origen de los conflictos ocurridos con las segundas generaciones en países como Francia o Gran Bretaña. Portes subrayó que en España ya se está empezando a observar "la aparición de pandillas y conflictos interétnicos en las escuelas", aunque reconoció que "no es un número sustancial".
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