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Isabel Cepeda, esposa de Jesús Neira

"No quiero entrar en el circo mediático"

jueves 06 de agosto de 2009, 18:26h
Isabel Cepeda, conocida como "la mujer de Neira", ha sido el sustento del profesor durante meses de lucha entre la vida y la muerte. Profesora universitaria y madre, ha tenido que trabajar duro para mantener unida a su familia y para poder ayudar a Jesús. Nadie salvo ella creía que Jesús se recuperaría. Cuando quisieron desconectarle, ella se negó... El tiempo le ha dado la razón.
A su lado estaban los amigos de Jesús; uno de ellos, Javier Esteban, ha escrito 'El Diario de Jesús Neira', crónica psicológica de su recuperación y supervivencia. Javier, periodista y escritor, se dio a conocer al gran público por su entrevista a Alejandro Jodorowsky en la obra 'Psicomagia'.

“Hay que romper la sociedad silente” ha dicho el profesor Neira, hoy convertido en símbolo de la lucha contra el maltrato de género. Desde que su caso saltara a la palestra muchas han sido las cuestiones que se han planteado acerca de esta lacra social, pero sobre todas una que debería afectarnos a todos: ¿Denunciar el maltrato debería ser una obligación moral de todos los ciudadanos?

Isabel Cepeda y Javier Esteban comparten con Madridiario el testimonio de una recuperación sorprendente, hablando de Jesús Neira desde la intimidad y el afecto, la psicología y la esperanza.

--Supongo, Isabel, que los medios de comunicación le han tentado económicamente para entrar en un circo mediático y colocarle en un mal lugar ético.

--I.C.: Sí, ha habido muchas presiones desde el principio para ir a determinados programas; para prestarme a situaciones por las que no estaba dispuesta a pasar. No quería que esto fuera un circo; no he querido venderme. Pero sí, muchas presiones todo el tiempo, y las sigue habiendo.

--J.E.: Realmente esta historia tiene un lado mediático que habría que analizar desde la patología social. Como decía Foucault: “el flujo de información tiende a cosificar a las personas, a convertirlas en objetos de información”.  Para cierto medio, Jesús ha sido una mercancía mediática, y eso ha añadido dolor a su persona. Habría que pararse a reflexionar... primero sobre los que se sientan a ver la telebasura.

--I.C.: Ya no es que sea “telebasura”, es “televeneno”.

--J.E.: Sí, y luego algunos se enriquecen del morbo y el dolor ajeno mientras parecen grandes periodistas. Pero está claro que si la gente no quisiera ver estas cosas no habría tenido tanta audiencia... Incluso hemos estudiado emprender acciones legales.

 --I.C.:  Pero no hace falta echar la culpa a la gente. Es muy fácil encender la tele y engancharte a cualquier cosa que te llame la atención. Sí, desde luego, un poco de ética no vendría mal, pero la culpa la tiene la cadena que pone en marcha esos programas y quienes están dispuestos a poner dinero para que eso se lleve adelante.

 --J.E.: Por eso precisamente es muy importante ser conscientes de la magia - muchas veces negra- que ejerce la televisión sobre la gente.

--Han dado relevancia a esta noticia y, sin embargo, como cuenta en el libro, no es la primera vez que Jesús ha intervenido al presenciar un caso de maltrato. Hace años también salió en defensa de otra mujer que estaba siendo brutalmente agredida. Está claro que defender al débil forma parte del carácter de Jesús...Pero, ¿por qué aquello no fue noticia en su momento?

--J.E.:  De hecho, aquello pasó de manera tan anónima que yo ni me enteré. Me llegó la noticia a través de otro amigo común mientras escribía el libro. Isabel sí lo sabía…Pero,  como dice Jesús, "No soy batman ni me pongo una capa por las noches; que me dejen en paz”.

--¿Le ha sorprendido este nuevo estatus de héroe civil?

--I.C.: Bueno, él va a seguir siendo una persona anónima. Quiere dedicarse a su profesión y no piensa que es un héroe en absoluto porque ahora sólo se preocupa de si puede dar cinco pasos en vez de cuatro o si puede dormir sin problemas respiratorios. Esa es su única preocupación.

--J.E.:  Cuando se fue recuperando y supo lo que había pasado no entendía que le trataran como a un héroe. Cuando iba gente importante a verle decía: '¿Qué he hecho de extraordinario?' Hasta ese momento, el poder había dado la espalda a Jesús, el rebelde profesor. Su mente necesitó meses para comprender este cambio del destino.

Como Miguel Ángel Blanco
--Hemos aprendido muchas cosas a lo largo de estos meses, entre ellas que los maltratadores son potencialmente peligrosos no sólo para sus parejas y que  muchas maltratadas sufren una especie de “Síndrome de Estocolmo” que les lleva a defenderles. Pero, sobre todo, esto ha removido la conciencia de mucha gente que no sabe si debería actuar como hizo Jesús Neira.

--I.C.: El caso de Jesús ha supuesto un punto de inflexión. Quiero creer que antes ha habido alguien que haya hecho lo mismo y que a partir de ahora también lo habrá. Pero él ha puesto ese énfasis en que no nos resulte indiferente el tema del maltrato a las mujeres. Un punto de inflexión igual que en la lucha contra el terrorismo lo fue Miguel Ángel Blanco. En cada uno de los aspectos interesantes  de la sociedad siempre hay una persona que, no por propia voluntad, sino por una serie de circunstancias se hace el centro del tema en cuestión.

--J.E.: Nunca sabes como actuarías, pero es curioso. Dicen las encuestas que el 70 por ciento de las personas actuarían como Jesús. Entonces, ¿por qué casi nadie lo hemos hecho hasta ahora si se calcula que hay 400.000 mujeres maltratadas en España?

--I.C.: Es que él sólo intervino para llamarle la atención pero con la mala suerte de que le atacara por la espalda, y luego hubo una mala praxis médica. Ha habido un caso parecido en Galicia recientemente. Alguien defendió a una maltratada y acabó con lesiones importantes, una multa y  tres meses de cárcel. Una vez más la agredida defendió a su novio agresor. Es como para pensárselo antes de actuar.

--J.E.: Pero hay cierta dificultad: el horror sucede muchas veces dentro de la esfera privada; el Estado, por mucho que intente concienciar a la gente, no puede hacer demasiado.

--Se habla mucho de penas y medidas cautelares para la violencia de género pero no del problema de fondo: la educación, la prevención…

--I.C.: Sí, es fundamental porque el castigo muchas veces no se cumple o se demora. Creo que hace falta una educación personal que nos impida llevar a cabo ciertas acciones y una  educación como sociedad para que no seamos indiferentes y podamos denunciar o hacer una llamada de teléfono cuando haga falta.

--J.E.: La periodista Nerea Riesgo dice que no hay esclavitud sin esclavos. Cuando se llega a este nivel psicológico es porque hay un diálogo de maltrato; se acepta una posición que no se debe aceptar y hay un juego implícito que probablemente venga de factores psicogenealógicos, ambientales y educacionales. Parece que hay cierto tipo de mujeres que entran en este juego. Es parte de la sombra del ser humano.

--I.C.: La educación de la mujer es fundamental porque si acepta verse sometida y humillada y no ve la necesidad de salir de esa situación entonces no hay nada que hacer. No sé si es un “Síndrome de Estocolmo” o qué, pero por lo visto es muy frecuente defender al maltratador. Lo que pasa es que nos encaja más en mujeres más mayores, con menos formación y que viven en pueblos pequeños, mujeres que no tienen posibilidades económicas...En el caso de una mujer joven e independiente no encaja; hay un componente psicológico que no me atrevo a valorar. De todas formas, no quiero hablar sobre esto, sino defender la dignidad y el valor que ha tenido Jesús. 


--J.E.: Dice Jodorowsky: '¿Por qué repetimos un comportamiento fallido que nos hace daño?' Puede haber algo en la estructura mental que nos lleve a ello. No es casualidad que algunas mujeres tengan a lo largo de su vida unos cuantos novios maltratadores. Violeta Santander ya había tenido anteriormente otra relación de este tipo.

--Por último, algunas televisiones pusieron las imágenes de la agresión en horario infantil. Javier, usted tiene dos hijas; su opinión puede ser un baremo de la cantidad de información perjudicial que sobre este tema puede llegar a los menores.

--J.E.: Mi hija Alma tiene 11 años y me dijo: 'Papá, he visto cómo pegaban a Jesús en la tele'. En horario infantil. Hemos llegado a un punto de degradación que esto se ve con toda normalidad. Como dice Santiago Alba Rico: No nos importará que llegue el apocalipsis si podemos verlo por la televisión. Vivimos en un estado de agresión psicológica mediática permanente. Y luego están los malos tratos…No son algo que venga del pasado y vaya a desaparecer en un futuro; no, creo que ha habido una paulatina degradación en el trato de la mujer, y la paradoja es que con la ley han aumentado los casos; es un tema peliagudo; algunos  roles masculinos han desaparecido y hay ciertos hombres que son cobardes, que se sienten fuera de sitio y que la emprenden con su mujer por frustración, porque no soportan que sea libre.  

--I.C.: Habría que ver en otros países anglosajones donde las mujeres trabajan y existe el divorcio desde hace más años si la progresión es la misma. No lo sé, pero, desde luego, en España hay un componente machista muy grande. Marca mucho donde te has criado, y cuanto más al sur más machista es la cultura. En la mitad norte de España prevalece el matriarcado y en la mitad sur el patriarcado. Donde hay más machismo hay mas violencia.

--J.E.: Aquí hemos pasando del Código Civil nacionalcatólico, donde la mujer no podía tener bienes sin el permiso del marido y tenía una dependencia que la hacía necesariamente sumisa, a la libertad de la mujer. En los países árabes no hay malos tratos porque hay una situación tal de dominio de un sexo sobre otro que no hace falta hablar de malos tratos, están implícitos en ciertas interpretaciones de la Sharia.

--I.C.: Sí, está tan interiorizado en muchos países que si te pegan un poco no se considera maltrato. El maltrato psicológico es mucho mas difícil de calibrar.
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