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XXXI aniversario de la Carta Magna

Los presidentes autonómicos dieron la espalda a la ‘fiesta de la Constitución’

Los presidentes autonómicos dieron la espalda a la ‘fiesta de la Constitución’

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domingo 06 de diciembre de 2009, 15:54h
¿Dónde estaban el gallego Núñez Feijoo, el valenciano Francisco Camps, el murciano José Luis Valcárcel, el castellanolenonés Juan Vicente Herrera o la madrileña Esperanza Aguirre? ¿Y dónde los presidentes socialistas de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, de Baleares, Francesc Antich, o de Andalucía, José Antonio Griñán? En el 31 aniversario de la Constitución, sólo cuatro presidentes autonómicos acudieron al Congreso para celebrar la Carta Magna. En cambio, por primera vez en la historia sí acudió un lehendakari vasco, Patxi López, la estrella, sin duda, de la fiesta constitucional. Bono le dio así la bienvenida: “Muchas gracias, lehendakari, por vuestra presencia”.
A partir de las 14.30 horas, finalizado el acto oficial, el presidente del Congreso, José Bono, iniciaba un almuerzo con los presidentes autonómicos asistentes al acto oficial en conmemoración de la Constitución Española. Pero sólo asistieron cuatro, todos socialistas. Al almuerzo asistían el lehendakari vasco, Patxi López, y los presidentes de Cataluña, José Montilla; de Castilla-La Mancha, José María Barreda, y el de Aragón, Marcelino Iglesias. Pero a la cita constitucional han faltado los principales ‘barones’ del PP: Núñez Feijóo, Camps, Valcárcel, Herrera y Esperanza Aguirre. ¿Por qué?

    ¿Y por qué tampoco han asistido los presidentes socialistas de Asturias, Vicente Álvarez Areces, de Extremadura, Guillermo Fernández Vara; de Andalucía, José Antonio Griñán, o de Baleares, Francesc Antich? ¿Y dónde el regionalista cántabro Miguel Ángel Revilla?

    Ha habido malestar por estas significativas ausencias a un acto más deslucido, políticamente hablando, que en años precedentes. PP y PSOE parecían situarse así en el mismo polo, aunque por motivos distintos, que los representantes del PNV, ERC, NaBai y BNG que tampoco asistieron al acto, como hacen siempre. Pero ofrece una idea política del grado de crispación política que se vive; o, al menos, del ‘pasotismo’ con el que cada vez más parece que se ve a estos actos.

         Porque lo cierto es que, por unas causas o por otras, tampoco asistieron los vicepresidentes del Gobierno María Teresa de la Vega, Elena Salgado y Manuel Chaves, ni los ministros de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba; de Justicia, Francisco Caamaño, y de Defensa, Carme Chacón. De la Vega y Pérez Rubalcaba, provenientes del sepelio de Jordi Solé Tura, uno de los padres de la Constitución, llegaron cuando el acto ya había finalizado. Y hasta el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, llegó tarde porque tuvo que sortear las obras y los atascos que han provocado en Madrid la política del alcalde Alberto Ruiz-Gallardón: los atascos y dos manifestaciones, una a favor de la saharaui Aminatu Haidar.

Pese a la presencia histórica del lehendakari vasco, Patxi López, la fiesta en el Congreso de los Diputados por el 31 aniversario de la Constitución ha quedado más deslucida que nunca, políticamente hablando: no sólo acudieron menos políticos, sino que tampoco ha habido una alta representación de la vida social española.
 

La política, en los corrillos

Sólo los ‘corrillos’ con políticos han animado un acto que ni siquiera el presidente del Congreso, José Bono, generalmente ácido y mordaz en sus discursos, ha querido caldear. Bono habló de la necesidad del consenso, de recuperar aquel espíritu de la conciliación, de no ‘caricaturizar’ al discrepante, sino de pactar con él, y de la obligación por todos de respetar al auténtico garante de la Carta Magna, el Tribunal Constitucional: “Es un juego que exige respeto al árbitro y sometimiento a la ley suprema”, dijo el presidente del Congreso ante la atenta mirada de la presidenta del Constitucional, María Emilia Casas. Y, salvo dar la bienvenida al lehendakari vasco –“muchas gracias, lehendakari, por vuestra presencia”-, poco más.

    La ‘política’, o el ‘politiqueo’, estuvo en los corrillos que habitualmente se forman en estos actos. Corrillos muy apreciados fueron los de Rajoy, José Montilla, Patxi López y hasta de Trinidad Jiménez… En vano se buscó al presidenta del Constitucional, María Emilia Casas, que huía de políticos y periodistas casi por igual como alma que lleva el diablo –sí se saludó efusivamente, sin embargo, con Montilla, y departió brevemente con Bono y con el presidente del CGPJ y del Supremo, Carlos Dívar-.
 

Zapatero: no habrá intervención del Rey en el ‘caso Haidar’

Pero el formato de ‘corrillos’ de otros años lo rompió el propio Rodríguez Zapatero, que improvisó inopinadamente una rueda de prensa a su llegada –tarde, como decimos- al acto. ZP ‘descargó’ sus declaraciones al inicio y luego no quiso volver a tocar la política en el corrillo que se formó: “Las declaraciones ya las hice fuera, ahora hablemos de otra cosa”. Y, efectivamente, habló de fútbol y de baloncesto.

    Fuera había hablado fundamentalmente del problema que Marruecos había creado a España con la saharaui Aminatu Haidar: pidió que se deje trabajar al Gobierno, en referencia a las críticas del PP que este domingo, en palabras de Mariano Rajoy, se acusaba a Zapatero de haber "tirado la toalla" en el caso: “El Gobierno puede hacer lo que está a su alcance, pero no lo que no está a su alcance”. En todo caso, rechazó que se traslade este problema al Rey Juan Carlos I, como algunos han pedido: “Hay que situar las cosas en su dimensión y en su alcance, eso es lo lógico”.

 
Rajoy no comenta la ausencia de sus ‘barones’


El corrillo de Rajoy estuvo mucho más animado, pero el líder del PP no abordó en ningún momento el ‘deslucimiento político’ del día de la Constitución, entre otras cosas por la ausencia de los principales ‘barones’ populares. Más interés tenía Rajoy en asegurar que Zapatero aún no le ha llamado para convocarle a esa ‘cumbre’ pendiente en Moncloa, o que tampoco le ha informado gran cosa sobre las gestiones en el ‘caso Aminatu Haidar’.

    Y sí, sí ha criticado la labor gubernamental en su conjunto: ha dicho, grosso modo, que el Gobierno no lidera ni tiene contactos con los temas; que el Ejecutivo tiene que hacer menos leyes, gobernar más y meterse menos en regular la vida de las personas, que no compete a un funcionario el quitarle un derecho a los derecho a los ciudadanos –la desconexión de Internet por vía administrativa-, que lo que está pasando en Baleares bajo la presidencia de Francesc Antich es “un circo” pero que el PP no pedirá elecciones anticipadas, que con María Emilia Casas “no he hablado del Estatut”, o que en Navarra las expectativas “son muy buenas” para el PP. Y poco más.


Montilla: “Yo defiendo el Tribunal Constitucional”


Otro ‘corrillo’ caliente era el del presidente catalán, José Montilla, por razones ‘estatutarias’. Era tan buscado Montilla, que al final improvisó una especie de rueda de prensa en la que dijo, micrófono en mano, lo que había repetido en sucesivos corrillos: que “sería considerado impresentable”, en otros ‘países homologados’ a España, que el Constitucional emitiese una sentencia contra el Estatut en sus actuales condiciones; es decir, sin renovarse.
    
    Luego, sin embargo, ‘alucinó’ a propios y extraños, al decir que “yo sí estoy defendiendo al Constitucional; los que no lo defienden son otros, los que no quieren renovarlo”, en alusión directa al PP, y que lo presionan y no respetan las reglas del juego. Confirmó su saludo con María Emilia Casas, pero “no hemos hablado del Estatut”.

    Anécdotas hubo muchas a lo largo de la mañana, como desarrollamos en nuestro especial sobre ‘la otra cara del día de la Constitución’.

    Al finalizar el acto, en las dependencias del Congreso, invitados por José Bono, doce personas mantuvieron un almuerzo: los presidentes del Congreso y Senado, Bono y Javier Rojo; Rodríguez Zapatero; los ex presidentes del Congreso Fernando Álvarez de Miranda, Landelino Lavilla, Gregorio Peces-Barba, Félix Pons y Manuel Marín, y los cuatro presidentes autonómicos que acudieron al acto: Patxi López, José Montilla, Marcelino Iglesias y José María Barreda.

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