La explosión se produjo alrededor de las 05.30 hora local (10.30 GMT), rompió los cristales de varios edificios de la zona, donde hay muchas oficinas y viviendas, y dejó un agujero sobre la calle séptima, una de las principales arterias de Bogotá.
El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, llegó a la zona de la explosión, que sigue acordonada, para recibir la información recabada hasta ahora por la Policía, que no descarta aún ninguna hipótesis sobre el atentado.
También se desplazaron hasta el lugar el ministro del Interior y Justicia, Germán Vargas Lleras, y el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, y el comandante de las Fuerzas Armadas, el almirante Edgar Cely, entre otras altas autoridades.
"Como todo acto terrorista, lo que quieren es perturbar, generar miedo en población. No lo van a lograr, todo lo contrario. Nos recuerda que no podemos bajar la guardia, el país debe estar absolutamente tranquilo", dijo Santos a los periodistas, que inspecciona a esta hora el lugar de la explosión.
Santos confirmó que, "afortunadamente", no hay víctimas mortales y detalló que los edificios afectados sufrieron daños materiales, pero "no estructurales".
"Quiero pedirles a los medios (que) demos las noticias normalmente, no les hagamos el juego a estos terroristas. Esto no nos va a asustar", insistió el presidente al pedir a los bogotanos que estén tranquilos y sigan con su vida normal hoy.
Según el comandante de la Policía de Bogotá, el general César Augusto Pinzón, los terroristas usaron un auto Chevrolet Swift de color gris para cometer el atentado.
El gobierno del presidente venezolano Hugo Chávez repudió enérgicamente el "acto terrorista" perpetrado contra "el hermano pueblo de Colombia", según un comunicado de su cancillería divulgado en Caracas.
Estados Unidos también condenó el atentado a través del portavoz del Departamento de Estado en Washington, Mark Toner. "Entendemos que hubo un coche bomba. Obviamente, condenamos este tipo de actos de violencia", señaló Toner a la prensa.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, envió una carta al presidente colombiano en la que le expresó su "más profunda solidaridad y apoyo al Gobierno y al pueblo colombianos".
A su vez el secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), el argentino Néstor Kirchner, expresó su "apoyo y solidaridad" al pueblo de Colombia y a su mandatario tras el ataque.
También la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) condenó el atentado contra el edificio que alberga las sedes de las radios Caracol y La W, y de la agencia española de noticias EFE en Bogotá, lo que calificó como "una grave intimidación a la libertad de prensa".
La Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), que representa a más de 17.000 emisoras privadas de radio y televisión en todo el mundo, también se sumó a la condena y se solidarizó con sus trabajadores.
La cadena Caracol es uno de los dos grandes grupos de radio y televisión privados de Colombia. La radioemisora es eminentemente una cadena de informativos y programas de opinión