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Los grandes lobbies se ríen de la ONU

martes 21 de septiembre de 2010, 05:42h

En vísperas de una nueva cumbre de la ONU para revisar las metas —incumplidas— de desarrollo, ya se sabe que, pese a ciertos avances, la crisis económica global, derivada de una especulación financiera fuera de todo control, frenó algunos de los principales compromisos asumidos en el 2000 por la comunidad internacional, como es duplicar la ayuda al desarrollo. El crack de 2008 también repercutió en las cuotas para revertir el desastre climático. Y aunque varios países de América Latina insisten en reformar la arquitectura financiera global, que sigue operando feliz en su mundo paralelo, la ONU no ha hecho nada al respecto.

Esto mismo vale para las grandes firmas petroleras, no importa los daños que causen, ahora que la British Petroleum (BP) declaró oficialmente controlado el pozo de la plataforma Deepwater Horizon, que durante cinco meses, desde el 20-22 de abril, vertió unos 5 millones de barriles de crudo al Golfo de México. Y aunque el 1 de octubre el director ejecutivo de BP, Tony Hayward deje su puesto —renunciado por su incompetencia ysu falta de sensibilidad ante el desastre— aún tuvo ocasión el 15 de septiembre en Londres, de defender las operaciones de BP en el Mar del Norte, ante una comisión parlamentaria preocupada porque se repita ahí lo ocurrido en el Golfo. Ese mismo día, el diario Financial Times (FT) contradijo sin embargo al multimillonario Hayward al revelar que sólo una de cinco instalaciones de BP en el Mar del Norte (33 en total) inspeccionadas por el ministerio inglés de Energía y Cambio Climático demostró cumplir el reglamento de emergencia para casos de derrame. BP tampoco pasó los controles sobre la preparación del personal en sus plataformas offshore, que operan en condiciones de extrema dificultad, como se vio en el Golfo de México.

Pero si se trata de aprender de las lecciones que dejan la negligencia y la impunidad, resulta imperativo un marco regulatorio que obligue a los grandes conglomerados a la responsabilidad social y ecológica. Porque que afirma Robert Reich, ex secretario del Trabajo de EU, no es posible que cualquier firma gigante pueda causar una catástrofe, y luego seguir tranquilamente con sus negocios. Esto vale también para la gran especulación financiera y su boicot al desarrollo.

Opinión extraída del Periódico Milenio 20/09/10

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