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¿Hay alguien por ahí que no quiere que ETA desaparezca?

jueves 28 de octubre de 2010, 12:59h
Pensaba escribir largo y tendido sobre el impresentable de Sánchez Dragó, pero en vista de que han corrido ya ríos de tinta sobre sus indecentes  - y posiblemente delictivas- revelaciones, creo  que hay cosas más mucho más serias que perder tiempo con estos personajes de baja estofa. Demasiada publicidad se está dando a su libro que, en mi opinión, debería retirarse de inmediato de las librerías al menos hasta que se supriman esos bochornosos pasajes que hacen sonrojar  a cualquier persona íntegra.

Y un asunto que considero sumamente importante (aún a sabiendas de que mi opinión me granjeará muchas críticas), es la posibilidad de que esté cercano el fin de ETA, algo sobre lo que se habla mucho -quizá demasiado- estos días. Partiendo de la base de que no tengo datos para poder afirmar tal cosa ni tampoco para negarla, si creo que es el sueño que toda España desde hace años está esperando que se cumpla, la gran asignatura pendiente de nuestro Estado democrático. O eso presupongo.

Por eso no entiendo que haya ese ‘miedo preventivo’ ante  la posibilidad de que próximamente ETA haga público un comunicado en el que anuncie que renuncian para siempre a la llamada “lucha armada” -es decir, a asesinar vilmente a inocentes-, que se disuelven, y que también Batasuna se atreva de una vez por todas a desmarcarse de la banda terrorista, condene sus crímenes y se sume al juego democrático. ¿No es eso lo que realmente esperamos y deseamos?. También lo presupongo.

Pero, sinceramente, a mi me da la sensación que algunos no están por la labor de que eso ocurra. Y aunque comprendo que existe el riesgo de  que esos delincuentes asesinos vuelvan a engañarnos, también creo que si esas dos premisas se dieran, hay que arriesgarse y jugar la baza pero con las lógicas cautelas. Porque, aunque a algunos no les guste, es tarea y obligación del Gobierno verificar que ese hipotético abandono definitivo de las armas es cierto, si se diera, que ojalá se diera y fuera cierto Como lo es del fiscal verificar si las listas que se presenten a las próximas elecciones cumplen a rajatabla con la Ley de Partidos, que es el instrumento que sigue vigente y que acaba, además, de endurecerse a través de la reforma de la Ley Electoral para evitar que se cuelen ‘listas blancas’ en ellas.

Y esa ley, creo entender, exige que toda aquella formación política que aspire a ocupar un cargo en nuestras instituciones y a presentarse a unos comicios debe acatar  el funcionamiento del sistema democrático. Por ende, todo aquel partido que “de forma reiterada y grave, atente contra ese régimen democrático de libertades, justifique el racismo y la xenofobia o apoye políticamente la violencia y las actividades de las bandas terroristas" no podrá concurrir a las elecciones o será ilegalizado si ya lo han hecho, como ocurrió con Batasuna.

Rubalcaba, con todos sus defectos y sus virtudes, lo ha dicho y reiterado en todas las ocasiones que ha podido: lo que tiene que hacer ETA es "dejarlo" y Batasuna, condenar la violencia. Y no hay más ‘tu tía’. Sembrar la sospecha sobre una nueva negociación política con la banda es perverso, sobre todo después del fracaso de la anterior tregua. ¿Negociar, qué?. ¿Acaso la independencia del País Vasco? ¿O la anexión de Navarra?. ¿Alguien en su sano juicio cree que el Gobierno esté pensando en ceder ante los etarras en eso?.

Sin embargo, hay otras ‘fichas’ que van a tener que moverse. Yo no creo que sea “negociar” políticamente con la banda el hecho de decidir el traslado de presos al País Vasco o la excarcelación de algunos de ellos sin delitos de sangre o de los que hayan cumplido prácticamente sus penas, si hay un cese definitivo del terrorismo. Son medidas que aunque  nos duelan, el Gobierno tendrá que plantearse, como ocurrió en Irlanda con el IRA. Comprendo que es algo muy difícil de digerir para los familiares de las víctimas, pero si con ello se consigue que no haya más muertos, que se termine la pesadilla y que las cosas se resuelvan por medio de la palabra, del debate y no asesinando a diestro y siniestro, los demócratas les habremos ganado la partida.

El País Vasco jamás será independiente y Navarra seguirá en su sitio, de eso estoy segura. Por eso, si se dieran las condiciones que comento, abogo por dar una esperanza a la paz, por nuestro bien y el las generaciones venideras.
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