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Descamisados peperos versus encorbatados sindicatos

Descamisados peperos versus encorbatados sindicatos

jueves 10 de febrero de 2011, 15:31h
El primer día en el que Ignacio Fernández Toxo exhibió su corbata fue para firmar  con el Gobierno en el salón de Tapices del Palacio de la Moncloa.  Ayer, cuando Cándido Méndez le imitó pretendía no desmerecer en  la regia Sala de Audiencias del Palacio de la Zarzuela donde les recibió el rey Juan Carlos. Los dos principales palacios de este país se han abierto para acoger el  nuevo pacto social. El Rey ha alabado el ejercicio de responsabilidad de los firmantes y los dos líderes sindicales se han vestido de domingo para no desmerecer de las solemnidades  con las que se acoge la llegada del primer fruto del diálogo social tras la dramática y costosa ruptura de mayo pasado, cuando la reforma laboral.

Ante el reencuentro de todo el país con el acuerdo entre el Gobierno y los interlocutores sociales, tras la traumática  y malhadada huelga general, la factoría de frases ocurrentes de la oposición ha parido la del “pactito feo”, verbalizada la otra tarde en el Senado por el portavoz  Pío García Escudero.

Al PP no le ha gustado nada que el Gobierno y los interlocutores sociales hayan llegado a un acuerdo, da igual cual. Y ahora Escudero, Rajoy, Cospedal  y los demás se  vuelven a disfrazar de partido de los trabajadores rasgándose las vestiduras por el seguro aumento del tiempo que habrá que trabajar para poder jubilarse y la más que previsible menor cuantía de la pensión a recibir. Les suele suceder a los conversos que se pasen de frenada. En  estos momentos el PP parece desentenderse de las políticas de Rodrígo Rato, que tanto ha elogiado, y su gestión de la crisis desde el FMI y pasar por la izquierda a CCOO y UGT, al parecer sedicentes defensores de los currantes. De hecho el PP se han alineado con sindicatos nacionalistas como el gallego CIG o los vascos LAB y ELA-STV, los únicos que han rechazado frontalmente el acuerdo de pensiones, llegando incluso a la convocatoria de una huelga general en el caso de los vascos. E incluso parece competir directamente por el voto de los seguidores de Esquerra Republicana de Catalunya, el BNG o de Cayo Lara, el líder de Izquierda Unida que se ha tirado a la yugular al acuerdo alcanzado.

Ante los encorbatados  Méndez  y Toxo, Rajoy y Escudero parecen dos descamisados. Que nada falte para que las encuestas sigan separando más de 10 puntos en intención de voto al PP sobre el PSOE. Que ni un solo gesto de apoyo enturbie la impecable e implacable hoja de servicios de la oposición del no a todo, aunque, en el caso de la reforma de las pensiones, lo estén haciendo todos los gobiernos de la Unión Europea, la mayoría de ellos de derechas, y sin el apoyo de las fuerzas sociales en sus respectivos países. Alguien entre el equipo de estrategas de Génova debería abandonar el ábaco de contar intenciones de voto para decirle a Rajoy que a veces no vendría mal hacer algún acto de grandeza con el país. Evitarían también hacer el ridículo.
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