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El ciclo ha muerto, viva el ciclo

El ciclo ha muerto, viva el ciclo

lunes 19 de septiembre de 2011, 22:46h
El cambio es movimiento como la vida es movimiento y cambio. Nacemos pequeños y sin dientes y con cada etapa del crecimiento vamos adaptándonos y mejorando. Claro que tampoco podríamos impedirlo: llega la adolescencia y nada puede hacerse por no entrar en ella; simplemente ocurre y aprendemos a adaptarnos. Ningún tambor de hojalata lo evita. Desde finales de los 80 se perciben indicios de cambio en los modelos sociales. Los más de esos cambios suelen ser sutiles, lentos y se van acomodando entre nosotros sin apenas despertar sospechas. Así llegaron la tele en color o los móviles o internet o el top-less playero o la depilación masculina. Otras veces los cambios son inmediatos y conllevan rupturas. Es el caso de la prohibición de fumar en los bares o del apagón analógico. Y una vez el cambio se ha producido, se ha asumido y se ha instalado en la sociedad, entonces se convierte en “lo normal”. Hasta el siguiente punto en la evolución. Hace 10 años nació diariocrítico.com. Nació sin dientes, pero los ha ido echando en estos años. Nació como un periódico digital que fuera contrapunto de los periódicos tradicionales. Con el tiempo ha crecido y ahora es un referente de información, un río caudaloso al que afluyen ríos importantes de todas partes, bastante más que un diario.   Hoy diario crítico es más que un diario porque desarrolla funciones de agencia de noticias, de enciclopedia, de diccionario y hasta de parque de atracciones. Hoy diario crítico es más que un diario porque ha conseguido un equilibrio muy aceptable entre la explicación del devenir sociopolítico, las ideas de los columnistas y la sensatez de la concordia. Hoy diario crítico es mucho más que cualquier periódico tradicional: inmediatez, análisis casi instantáneo de cuanto sucede, oferta amplísima de información, ocio, cultura, motor, autonomías, Latam, Norteamérica. En su genética diario crítico lleva bits, juventud y creatividad. La creatividad es hoy palmaria ante este nuevo diseño, más moderno, más cómodo y de mejor lectura. Los ladillos abandonan su orla funeraria y se convierten en salpicaduras que incitan a la lectura y la publicidad está bien estructurada, integrada y apetecible. Ha mejorado la “usabilidad” y la velocidad de carga y pronto lo tendremos disponible en el móvil o en la tableta. El negro de su tinta es un guiño simpático a los viejos rotativos y su tipografía permite una lectura más rápida de los textos. La reproducción en “alta voz” de lo escrito es una herramienta imprescindible para invidentes, muy útil para los miopes como yo y una alternativa a la lectura tradicional. En fin, doctores tiene el periódico que tendrán más y mejor que contar sobre los aspectos técnicos. No me resisto, sin embargo, a señalar la importancia en estos tiempos de contar con un medio independiente –en el más anglosajón y periodístico sentido de la palabra- tanto en su accionariado como en su línea editorial como en la selección de sus colaboradores. Es un nuevo tiempo, posiblemente el tiempo de los grandes acuerdos, de los pactos con compromiso y son necesarias todas las voces que piden y propugnan la concordia, como este diario, abanderado del diálogo constructivo y de los pactos… entre caballeros. No es que ahora debamos ser mejores, es que la circunstancia nos aboca al compromiso porque ya nunca más las decisiones de uno no afectarán a los demás. Ya el mundo no es de los llaneros solitarios, sino de los equipos multidisciplinares. Ahí está Obama intentando acordar una política económica global con Europa. Ahí está la UE viendo qué se puede hacer para que la presión sobre los miembros más débiles o frágiles no arrecie y hasta remita. Ahí están los índices bursátiles y las multinacionales para recordarnos que no se puede decidir sin contar con ellos porque “ellos”, cada vez más, somos nosotros, los que trabajamos en multinacionales, los que somos sus proveedores o los que simplemente somos sus clientes y consumidores. El mundo está cambiando, el ciclo ha muerto, viva el ciclo. El concepto napoleónico de “soberanía” necesita ser ampliado porque en este momento no contempla los entresijos de la soberanía económica. Nadie tiene la receta para el éxito en el Nuevo Ciclo. La solución a los grandes problemas -¿qué tal el paro, la educación y la economía?- se alcanzará mediante el acuerdo. Es un mundo pequeño, globalizado dicen, donde estornuda uno y se contagian veinte. Es el fin de las economías autarquizantes y es el fin de las sociedades cerradas y excluyentes. Es el fin de las ideologías excluyentes y es el principio de la concordia y aquí está el Nuevo Diario Crítico para que las palabras sigan siendo el mejor medio para entendernos. Bienvenidos a vuestro nuevo periódico digital de siempre.
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