¿Quién quiere casarse con (el troglodita) de mi hijo?

Al final es lo de siempre. Pensaba yo que con la promoción del nuevo programa de Cuatro que la cosa podía resultar divertida (me fijé en una tal Toya muy simpática que busca para su hijo de 45 una pija, de derechas, católica y a ser posible del Madrid) Pero fue ver el programa y darme cuenta: es una versión más para lucir cacha de la factoría de Mediaset.

Gran Hermano no da abasto para sacar más famosos de medio pelo al año (famosos especialmente en un par de discotecas de Madrid chabacanas y para de contar) y decidió crear Hombres, mujeres y viceversa, un programa donde la dignidad de las tías no aparece ni por asomo y la inteligencia de ellos tiene idéntica suerte. Y como parece que con esto tampoco era suficiente se crea, ¿quién quiere casarse con mi hijo? ¿Y de qué va este programa? Pues en teoría de mujeres con hijos en edad casadera que buscan una novia para sus hijos. La idea no es mala. El problema es cómo resolverla.

Para empezar cada participante tiene diez candidatas. Las espera sentado en un sofá con su madre al lado mientras ellas van entrando una a una. Me dicen que eso es exactamente lo que se hace en los lupanares cuando uno quiera disfrutar del sexo pagado, que las señoritas van entrando para que se escoja la "mercancía". Hay un candidato, David; químico y streaper, probablemente el más repulsivo, que luce bíceps en los brazos y que está perfectamente aleccionado por su madre (que lleva un escote tipo la Ramona pechugona). Una de las candidatas, con buen tetamen, entra y al tal David sólo le falta enseñar la entrepierna para demostrar lo contento que se pone al verla. No contento con ello, manda a la candidata sentarse a la vera de su madre para hacer comparación de delanteras. ¡Asqueroso!

Cuando David queda con las diez a la vez entonces se pone de manifiesto esa chulería que le caracteriza y que le convierte en un ser tan repugnante como asqueroso y que las cámaras de cuatro han tenido a bien grabar y emitir. Se va fuera en un aparte con una, la besa apasionadamente y a la vuelta al sofá-harén con el resto y la susodicha ésta ya se cree su señora oficial que ve todo su gozo en un pozo cuando David se pone a restregar su paquete con el resto y a morrearse con unas cuantas. Es más, se mosquea con él, le pone mala cara y el otro le dice, muy chulescamente, no te cabrees, ¡eh! Denigrante.

Ellas, por su parte, responden al mismo perfil; cabezas huecas, frases evidentes, uñas artificiales largas, tetas bien a la vista y expresiones en el lenguaje típicas del nivel intelectual que se alcanza al culminar educación infantil. Es decir, son un dechado de virtudes todas. Claro que por eso se explica que se puedan colar por los huesos del troglodita.

La parte más opuesta del gañán de las cavernas es el candidato hijo de la pija Toya. Al menos en ellos se vislumbran las buenas maneras pero la puesta en escena es idéntica y las mujeres van desfilando ante él y su señora madre como en un puticlub. En total, un programa al que auguro mucho éxito, de hecho se estrenó con una audiencia fantástica (11%) y así seguirá. Hay que tener en cuenta que este país adora a los machos ibéricos y los berzas con bíceps... aunque tenemos políticas desgañitándose y esforzándose para crear leyes que vayan desterrando el machismo. Quizás en estos espacios podamos empezar a entender porqué no cuajan los mensajes contra la violencia de género y es que por algo se empieza y tratar a las mujeres con esta desvergüenza es indigno. Hasta las ovejas reciben mejor trato.

Sígueme en Twitter y en mi página web gemalendoiro.com