La polifacética e intimista Rocío Cenalmor quiere socializar 'Contigo' su ser íntimo

En su apuesta por dedicarse a lo que realmente le gusta y le llena, Rocío Cenalmor -autodidacta, pero con formación en dibujo y pintura de paisaje, además de estudios de luz y composición al aire libre- le echó valor y dejó su trabajo anterior de corte administrativo y financiero, ese que aguantan tantos otros por falta de valentía o, claro, porque no les queda más remedio. Y lo hizo con una explicación contundente: "Reconoces la marea, que viene una sola vez en la vida humana... Me rindo a la ola o me marchito en el fondo del mar".

Pretendía y se preguntaba cuál era el secreto para encontrarse con uno mismo para siempre, cómo comunicar con los demás con más claridad, sin perder su origen y actuando desde su propio centro. "Me preguntaba cómo podría atender mi gran necesidad de expresión, de realización. Me preguntaba cómo podría morir cada instante para renacer de nuevo. ¿Qué podía ofrecer ahora y aquí desde mi espíritu de viento?", confiesa.

De modo que el esbozo del trabajo se sintetizó a raíz de un curso de imagen en un proyecto fotográfico, basado en un artículo de prensa del año 2008 sobre la lapidación de una adolescente. Y se transformó en una obra de vídeo: 'La mano despierta'. Entonces, de pronto, sintió la necesidad, como tantas otras veces, de escribir: "Nunca, desde que me recuerdo, me he alejado de los lapiceros y los cuadernos".

Intuitiva y vitalista

Pero, claro, de forma distinta al resto de los mortales, con un pulso, casi obsesivo: rasgarse por dentro. Y admite que se dejó sorprender por ese impulso que le abordó: "Completar la respiración creativa; socializar mi ser íntimo; sentarme a la mesa con otros, pues sólo puede crecer mi verdadero potencial interior con la compañía de los seres amados".

Y, remedando el típico y tópico estribillo de otro artista diferente, Carlos Puebla, sobre la revolución cubana, "en eso llegó..." el libro 'Contigo'. Que una vez parido con el alma, da paso a explorar la consolidación de la instalación de vídeo en la que compartirá experiencia con una maestra de teatro de movimiento, una músico y un profesional del vídeo.

Con este trabajo, Rocío, intenta tender puentes "entre el temor y el amor", las dos direcciones del camino. Amén de analizar los conflictos internos "que dan lugar, sin  duda, a cualquier conflicto externo". En definitiva, formular la propia posición y ofrecer un contexto "para que los demás también puedan validar su postura y hacer realidad la libertad".

Esta polifacética artista, que destaca que sus variados trabajos recrean su propia naturaleza: intuitiva y vitalista, ya cuenta con diversas exposiciones, individuales y colectivas, en Madrid y su Comunidad, con algunas de las técnicas habituales, sobre todo acuarela y fotografía, siendo la más reciente la que mostró, con el título de '1.618 renacimientos' en Morata de Tajuña.