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Campaña 25-M: Aliados y enemigos

Campaña 25-M: Aliados y enemigos

viernes 09 de marzo de 2012, 19:07h
Ea, ya estamos en el lío. Ha comenzado la campaña electoral del 25-M, una campaña que ha sido calificada por la mayoría de los medios de comunicación como la "del cambio posible", dada la igualdad de posibilidades que tienen el PP, por un lado, y la más que previsible coalición PSOE-IULV-CA, por otro para, gobernar Andalucía. La última encuesta del CIS (la pregunta es, al igual que ocurre en RTVE, ¿también siguen mandando los mismos en el Centro de Investigaciones Sociológicas?) le ha dado un balón de oxígeno a un Pepe Griñán, acosado por la estela de corrupciones de los EREs fraudulentos y la escasa confianza del electorado en su figura, y vuelve a poner sobre el tapete la importancia histórica de la jornada electoral de dentro de dos semanas. De momento quienes parecen estar dispuestos son los sindicatos que, sólo doce horas después del inicio de la campaña andaluza, ya han anunciado la más que previsible huelga general contra la reforma laboral para el 29 de marzo, cuatro días despues de la cita con las andaluza urnas.

Lo bueno es que, a dos semanas de las elecciones, ya sabemos quiénes son los aliados y quiénes los enemigos de las dos principales fuerzas políticas que se disputan el Gobierno andaluz el 25 de marzo. Así, todo lo que ocurra durante estos quince días de campaña, que va a ser mucho y harto curioso, será más comprensible para todos los electores. Que nadie se llame a engaños. Por lo pronto, Pepe Griñán parece contar con bastantes más aliados que Javier Arenas y eso, dada la igualdad actual, puede ser clave en el resultado final.

Primero, Griñán cuenta con el apoyo de la IULV-CA de Diego Valderas quien, por más que trate de separarse de los casos de corrupción que rodean al PSOE y de amenazar con barrer bajo las alfombras de la Junta, ya ha dejado claro que sus diputados (al menos ocho de los nueve que puede sacar la coalición de izquierdas el 25-M) van a apoyar la investidura de Griñán si el PP no alcanza la mayoría absoluta de los 55 diputados. Aquí la única duda está en la postura que adopte finalmente el díscolo cabeza de lista por Sevilla, el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien ya ha mostrado su rechazo a una serie de medidas adoptadas por el Ejecutivo de Griñán, como la incompatibilidad alcalde-diputado, que sí fueron apoyadas por su grupo en el Parlamento andaluz. Su voto podría llegar a ser crucial y son muchos los socialistas que no se fían y lo ven como el más "extremeño" de la coalición de izquierdas.

También cuenta Pepe Griñán con el apoyo de la RTVA, la cadena de televisión autonómica hegemónica en Andalucía que, pese a la dudosa efectividad del control de su Consejo de Administración y al seguimiento que hará la Junta Electoral, no va a dudar en tratar de volcar la balanza a favor de "la voz de sus amos". Unos amos que, no lo olvidemos, llevan dirigiéndola desde su fundación a mediados de los años ochenta del pasado siglo. Si comparamos el alcance y la influencia de Canal Sur con el de los otros medios que pudieran apoyar al PP, no hay color, sobre todo en eso que algunos llaman el "granero de votos", es decir, la Andalucía profunda de los pueblos del interior donde es practicamente el único medio de información que escucha y ve buena parte del electorado.

Y por, último, y no menos importante, los sindicatos. Tanto Manuel Pastrana como Francisco Carbonero, líderes de UGT-A y CC.OO. de Andalucía, respectivamente, ya han dejado claro que van a seguir sus movilizaciones en la calle contra la reforma laboral del Gobierno de Rajoy durante toda la campaña electoral. Y esas movilizaciones, que acabarán con la huelga general del día 29, van a calentar el ambiente, y mucho, en contra del PP. La presencia de algunos líderes socialistas en las cabeceras de estas manifestaciones no hará sino identificar unas reivindicaciones laborales con unas propuestas políticas, que es lo que el PSOE pretende para atraerse a su patio buena parte del descontento social que le había abandonado en los últimos tiempos.

Por su parte, Javier Arenas cuenta fundamentalmente con dos aliados. El primero, la corrupción que rodea las actuaciones de la Junta en los últimos años, sobre todo con el turbio asunto de los EREs fraudulentos que investiga la jueza Mercedes Alaya y que puede acabar implicando, incluso al ex presidente Manuel Chaves o a algunos de sus consejeros como Gaspar Zarrías o José Antonio Viera; y el segundo el hartazgo de los andaluces por más de treinta años ininterrumpidos de gobiernos socialistas que sólo han conseguido que nuestra comunidad mantenga durante décadas el récord europeo de parados y el último puesto en rendimiento escolar. Son dos razones de peso, pero visto lo visto, pueden que no sean suficientes, una vez más, para que se produzca el deseado cambio y que Arenas sólo llegue a conseguir una victoria en las urnas que no le sirva para gobernar. Si ello sucediera, sería una "amarga victoria". A no ser, claro, que la nueva fuerza política que por primera vez acude en Andalucía a las urnas, UPyD, consiga ese diputado que pueda desequilibrar la balanza hacia la fuerza más votada.   Ea, ya estamos en el lío. Ha comenzado la campaña electoral del 25-M, una campaña que ha sido calificada por la mayoría de los medios de comunicación como la "del cambio posible", dada la igualdad de posibilidades que tienen el PP, por un lado, y la más que previsible coalición PSOE-IULV-CA, por otro para, gobernar Andalucía. La última encuesta del CIS (la pregunta es, al igual que ocurre en RTVE, ¿también siguen mandando los mismos en el Centro de Investigaciones Sociológicas?) le ha dado un balón de oxígeno a un Pepe Griñán, acosado por la estela de corrupciones de los EREs fraudulentos y la escasa confianza del electorado en su figura, y vuelve a poner sobre el tapete la importancia histórica de la jornada electoral de dentro de dos semanas. De momento quienes parecen estar dispuestos son los sindicatos que, sólo doce horas después del inicio de la campaña andaluza, ya han anunciado la más que previsible huelga general contra la reforma laboral para el 29 de marzo, cuatro días despues de la cita con las andaluza urnas.

Lo bueno es que, a dos semanas de las elecciones, ya sabemos quiénes son los aliados y quiénes los enemigos de las dos principales fuerzas políticas que se disputan el Gobierno andaluz el 25 de marzo. Así, todo lo que ocurra durante estos quince días de campaña, que va a ser mucho y harto curioso, será más comprensible para todos los electores. Que nadie se llame a engaños. Por lo pronto, Pepe Griñán parece contar con bastantes más aliados que Javier Arenas y eso, dada la igualdad actual, puede ser clave en el resultado final.

Primero, Griñán cuenta con el apoyo de la IULV-CA de Diego Valderas quien, por más que trate de separarse de los casos de corrupción que rodean al PSOE y de amenazar con barrer bajo las alfombras de la Junta, ya ha dejado claro que sus diputados (al menos ocho de los nueve que puede sacar la coalición de izquierdas el 25-M) van a apoyar la investidura de Griñán si el PP no alcanza la mayoría absoluta de los 55 diputados. Aquí la única duda está en la postura que adopte finalmente el díscolo cabeza de lista por Sevilla, el alcalde de Marinaleda, Juan Manuel Sánchez Gordillo, quien ya ha mostrado su rechazo a una serie de medidas adoptadas por el Ejecutivo de Griñán, como la incompatibilidad alcalde-diputado, que sí fueron apoyadas por su grupo en el Parlamento andaluz. Su voto podría llegar a ser crucial y son muchos los socialistas que no se fían y lo ven como el más "extremeño" de la coalición de izquierdas.

También cuenta Pepe Griñán con el apoyo de la RTVA, la cadena de televisión autonómica hegemónica en Andalucía que, pese a la dudosa efectividad del control de su Consejo de Administración y al seguimiento que hará la Junta Electoral, no va a dudar en tratar de volcar la balanza a favor de "la voz de sus amos". Unos amos que, no lo olvidemos, llevan dirigiéndola desde su fundación a mediados de los años ochenta del pasado siglo. Si comparamos el alcance y la influencia de Canal Sur con el de los otros medios que pudieran apoyar al PP, no hay color, sobre todo en eso que algunos llaman el "granero de votos", es decir, la Andalucía profunda de los pueblos del interior donde es practicamente el único medio de información que escucha y ve buena parte del electorado.

Y por, último, y no menos importante, los sindicatos. Tanto Manuel Pastrana como Francisco Carbonero, líderes de UGT-A y CC.OO. de Andalucía, respectivamente, ya han dejado claro que van a seguir sus movilizaciones en la calle contra la reforma laboral del Gobierno de Rajoy durante toda la campaña electoral. Y esas movilizaciones, que acabarán con la huelga general del día 29, van a calentar el ambiente, y mucho, en contra del PP. La presencia de algunos líderes socialistas en las cabeceras de estas manifestaciones no hará sino identificar unas reivindicaciones laborales con unas propuestas políticas, que es lo que el PSOE pretende para atraerse a su patio buena parte del descontento social que le había abandonado en los últimos tiempos.

Por su parte, Javier Arenas cuenta fundamentalmente con dos aliados. El primero, la corrupción que rodea las actuaciones de la Junta en los últimos años, sobre todo con el turbio asunto de los EREs fraudulentos que investiga la jueza Mercedes Alaya y que puede acabar implicando, incluso al ex presidente Manuel Chaves o a algunos de sus consejeros como Gaspar Zarrías o José Antonio Viera; y el segundo el hartazgo de los andaluces por más de treinta años ininterrumpidos de gobiernos socialistas que sólo han conseguido que nuestra comunidad mantenga durante décadas el récord europeo de parados y el último puesto en rendimiento escolar. Son dos razones de peso, pero visto lo visto, pueden que no sean suficientes, una vez más, para que se produzca el deseado cambio y que Arenas sólo llegue a conseguir una victoria en las urnas que no le sirva para gobernar. Si ello sucediera, sería una "amarga victoria". A no ser, claro, que la nueva fuerza política que por primera vez acude en Andalucía a las urnas, UPyD, consiga ese diputado que pueda desequilibrar la balanza hacia la fuerza más votada.  
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