El Madrid de la música se viste de lujo con la vuelta de Javier Ruibal a la sala Galileo

Ruibal vuelve. A la ciudad española en la que, aparte su amado Puerto de Santa María -que tanto ganó y tanto puede presumir viendo nacer a semejante figura-, más se le quiere y espera. Naturalmente, a Madrid. Y dentro de la capital española, a la mejor y más tradicional sala -también independiente- de conciertos. A la sala en la que sólo cuenta la calidad. A la sala que apostó por tantos cantantes después famosos. Pongamos que se habla/escribe de 'Galileo Galilei', sin olvidar a 'Clamores', más volcada en el jazz.

Con un atractivo añadido: tras su sublime último disco, Ruibal, que prepara, como siempre sin prisas, con cocción a fuego lento, el siguiente, va a ofrecer alguno de sus nuevos temas para solaz y disfrute de los afortunados espectadores. Algo que repetirá en el resto de su amplia gira española actual y después en la que le va a llevar a Suiza -tres conciertos, tres, en Zúrich, Ginebra y Kóniz- -y Estados Unidos, con Nueva York como epicentro.

Sublime sin interrupción

En todas estas actuaciones, como en las miles que lleva acumuladas, este intérprete que ha logrado el milagro laico que el poeta maldito Baudelaire exigía a los genios, a lo sgrandes/grandes: ser sublime sin interrupción. A esta gran figura que ha ido haciendo una obra de calidad, llena de matices y pureza, con mezcolanza de estilos arábigos-andaluces, flamenco o jazz.

A esta figura que en Galileo, como en todas partes, demostrará una vez más no sólo su extraordinario directo, sino que este a la par magnífico intérprete cala como nadie en la audiencia, estremece como nadie las fibras sensibles de la misma, la deposita como nadie en las playas de la gloria .Todo ello, claro, unido a sus letras incontestables, para formar un conjunto no sólo grandioso, sino único e irrepetible.