La visión de Renault ha sido aprovechar la oportunidad de motorizar países
pujantes, como Rusia e India, demostrando que la venta de coches
baratos y pequeños puede también reportar buenos resultados. Además,
se ha dado cuenta de que los conductores de esos países no quieren versiones
más baratas y con menos prestaciones que los mismos modelos que circulan por
Francia o Japón, por lo que la opción es desarrollar modelos "low-cost"
exclusivamente para estos mercados.
Es lo que ocurrirá, por ejemplo, con Datsun, la marca de
Nissan, a punto de lanzar dos nuevos coches para que los consumidores indios
sientan que compran un coche "real" y no que adquieren algo sencillamente
barato.
Una de las grandes tácticas del grupo es, según la revista
Fortune, rediseñar
componentes básicos del coche, como una caja de cambios, para hacerlos más
sencillos y menos costosos. Otra es buscar empresas de componentes más
pequeñas, capaces de fabricar, de un modo fiable y también más barato, sin las
grandes estructuras de las gigantes corporaciones de componentes.
Esta filosofía de Renault-Nissan explica, en paralelo, el hecho de que el
famoso Tata Nano no hay triunfado en India, tal y como se
esperaba. La razón es que sus compradores sienten que se les ofrece muy poco
por el dinero que pagan
Renault compró Dacia en 1999, el mismo año que invirtió en Nissan, que
estaba al borde de la bancarrota. El modelo Logan de la marca rumana
triunfó y fue ganando poco a poco popularidad.
Después han venido el Sandero o el Duster, también muy
populares y una de las principales fuentes de ingresos para Renault-Nissan. Con
la misma filosofía: usar una pequeña plataforma para construir todas las
variaciones de sus modelos para los mercados emergentes.
La lenta recuperación económica o las dificultades a corto plazo de las
economías emergentes no han hecho cambiar de estrategia a Renault-Nissan, que seguirá
apostando por coches pequeños para conseguir grandes beneficios.