Las reglas del juego son así. Aunque sea un hecho involuntario. Pero, claro, si un tenista le arrea con la bola al juez en un ojo, no sólo queda descalificado ese punto, sino que pierde el encuentro. Y, lo que es peor, si es la Copa Davis, puede que incluso la eliminatoria. Como le ha acontecido al canadiense Denis Shapovalov.
Todo hacía presagiar una victoria definitiva para Shapovalov en su partido frente al británico Kyle Edmund correspondiente a los cuartos de final de la Copa Davis tras haber ganado los dos primeros sets por 6-3 y 6-4, y tener encarrilado el tercero y definitivo por 2-1, pero... Pero lo hados del destino le tenían guardada una desagradable jugarreta de auténtica mala suerte.
Porque el canadiense falló un punto más o menos fácil y cuando Edmund le devolvió la pelota, la golpeó con violencia para quitársela de enmedio como expresión de su enfado, pero... Pero la caprichosa bola fue a estrellarse en el ojo izquierdo del juez de silla y éste se vio obligado a aplicar el reglamento: pérdida del punto y del partido y, por tanto, de la eliminatoria que iba igualada (2-2), con lo que Gran Bretaña de esta manera tan curiosa y fortuita accede a semifinales.
Y si al juez no se le va a olvidar el pelotazo, del que se curará, mucho menos a Shapovalov, que no podrá curar el oprobio de su culpabilidad por la eliminación de su país.
Si (
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