Muchas y enormes polémicas en el arbitraje de ayer en El Clásico que se esperaba descafeinado pero que terminó siendo de altísima tensión. El colegiado canario Alejandro José Hernández Hernández tuvo un papel determinante y lleno de errores que fueron claves para el resultado final. La jugada estrella, un clarísimo penalti de Jordi Alba sobre Marcelo que sólo los árbitros no vieron, y que incluso el defensor del Barça esperaba ver señalado.
Además de esa jugada, el segundo tanto del Barça, el 2-1, obra de Messi, nada más comenzar el segundo tiempo, vino precedido por una falta clara de Luis Suárez sobre Varane, la cual incluso reconoció sin rubor el uruguayo ante los micrófonos tras el encuentro.
El Madrid se vio favorecido, aunque con acierto, por la expulsión de Sergi Roberto al filo del descanso, por una clara agresión en la cara a Marcelo, propinándole un leve pero evidente puñetazo en la cara.
Los culés se quejan de una entrada alocada de Bale en la primera parte a Umtiti que habría podido ser considerada como tarjeta roja directa, aunque quizás por el contexto y no haber nada en juego, los expertos consideran que al menos debió ser amarilla, algo que ni señaló el colegiado ni el asistente de línea, que estaba cerca.
Tras el partido, los jugadores blancos se quejaron del arbitraje aunque Zidane prefirió no hablar del colegiado. Sí lo hizo Emilio Butragueño, director de relaciones institucionales del Real Madrid, quien declaró que el árbitro había sido clave en el resultado, aunque antes había comentado que no quería hablar de los colegiados.
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