La semana comenzó con el anuncio del Banco de Japón de eliminar el tope que hasta ahora limitaba a 80 billones de yenes (cerca de 750.000 millones de dólares) al año las compras de bonos de deuda pública.
Con esta medida, el Banco de Japón podrá financiar el mayor paquete de ayudas económicas de la historia del país que ha impulsado el Gobierno. Además, desde ahora, comprará bonos corporativos y otros instrumentos de financiación al sector privado. El Banco de Japón aspira de este modo a garantizar la financiación del sector privado y a mantener la estabilidad en los mercados financieros, en el actual contexto de caída de la producción industrial, con un fuerte empeoramiento de la confianza empresarial y la caída del consumo.
El BoJ estima que el PIB experimentará una contracción interanual de entre el 3% y el 5%, lo que contrasta con su previsión anterior publicada en enero, que apuntaba a una expansión de entre el 0,8% y el 1,1 %. Además del Banco de Japón, a partir de hoy la Reserva Federal norteamericana celebra su reunión de dos días, y el jueves será el turno del Banco Central Europeo. Los bancos centrales se han posicionado en primera línea contra la crisis económica y han activado programas de inyección de liquidez para hacer frente al deterioro económico, y que empezarán a fluir en la economía una vez la crisis sanitaria comience a ceder y se recupere la actividad económica de forma progresiva.