Fernando Jáuregui y Pilar Cernuda que son así como pareja de casi hecho en la cosa de publicar libros, lo han vuelto a hacer, aunque esta vez por separado. Jáuregui publica La decepción y Cernuda Contra el talante (ambos de Debate). Aunque el título de Fernando Jáuregui recuerde más a una telenovela, se trata de un reflejo de lo decepcionante que ha resultado la legislatura (según él) y el de Cernuda, con ese título pues ya se imaginarán que no es a favor de ZP. Pobre presidente del Gobierno, si es que le dan por todas partes. A ver, no hay ningún periodista de izquierdas que se anime con un libro tipo: Como molas Zapatero, no sé algo que lo defienda, así no se puede estar equilibrado.
Pero no voy a hablarles de libros ni de política. Ya saben ustedes que yo soy frívola e insustancial y que lo que a mí me gusta es fijarme en los cotilleos. Ayer se presentó, por todo lo alto, la presentación de los libros. El lugar, el auditorio de la Mutua Madrileña (espectacular), acogió a cerca de mil invitados (aquello parecía la boda de la hija de Aznarmelenas). En la mesa, además de los protagonistas, estaban Luís del Olmo, José Bono y el sustituto del sustituto. Les explico: Iba a estar Gallardón, pero visto lo visto declinó a última hora acudir (no quiere que le canten ya más mariachis, se ve) así que lo sustituyó un señor que se llama Esteban González Pons. Por eso Jáuregui lo bautizó como sustituto del sustituto. Qué ingenioso!!!Cuando un acto tiene a esos presentadores es importante pillar una buena silla para evitar posibles dolores de espalda. Ayer, no fue una excepción. Pero todo tiene un fin y el fin de ayer culminó con un increíble canapé (que eso es lo que importa).
Aunque no se hablaba de la Virgen María, estaba Pitita Ridruejo (primera fila) Acebes, Ana Pastor (por cierto, cada día sigue más fielmente la moda vaticana), Elvira Rodríguez(su simpatía es igualable a su tamaño), Michavila (qué elegante es, eh?), Álvarez del Manzano (¿se ha puesto botox?), todos, muy atentos a lo que se decía. Yo, muy atenta a ellos.
Ya en los corrillos del canapé me encontré con Isabel Estapé. Estaba con su hija mayor, la médico, me dijo (quiere hacer psiquiatría, como papá, Enrique Rojas).
A Sergi Arola que lo mismo va a la Madrid Fusión que a los premios T de Telva que a estos saraos, le pregunté su opinión por los canapés. Muy diplomático me dijo que no los había probado, luego le vi meterse una croqueta en la boca (es mortal, también le va el mundo de la fritanga, alivio me da).
Andaba por allí, muy contenta (tiene motivos) Curry Valenzuela. Curry es una mujer de armas tomar, cuando no le gusta lo que dicen los invitados en su programa (Alto y claro de Telemadrid) les manda callar y se queda más ancha que larga. Eso no toca, dice. Ella se excusa diciendo que es que “si eres mujer se te suben a la chepa”. Jeje, Curry, qué morro tienes, les mandas callar cuando no te gusta lo que dicen. En cualquier caso, hace muy bien. Ella, que es muy lista, se lo puede permitir, primero porque lo vale, segundo porque ha subido la audiencia de Telemadrid una barbaridad y tercero porque manda casi tanto como ESPE, y eso, siendo mujer, pues de agradecer (tiene toda la razón). Va a publicar otro libro (ahora es novela), así que sus locos seguidores (que son un huevo, con perdón) ya lo saben. Estén atentos.
Mamen Gurruchaga llegó detrás de su melena. ¿Qué le pasa a Mamen? Siempre con esa melancolía en la cara. Con lo mona que es. Qué pena. Me encontré también con el marido de Carmen Rigalt, se llama Antonio Casado, pero es lo menos importante. Hace columnas de política y esos rollos. ¿Cómo será la casa de Rigalt y su marido a la hora de la cena? “Mira Carmen, la bolsa se ha vuelto a desplomar”, “desplomada estoy yo con las declaraciones de la Esteban que dice que Jesulín le quiere quitar la custodia, no te jode”. Ay, cómo me gustaría ir un día a cenar a su casa. Carmen, hija (que sé que me lees), ¿por qué no me invitas?
En fin que, el amigo Jáuregui, que tiene muchos amigos (a las buenas personas les suele pasar) tuvo ayer una gran fiesta con su amiga Pilar Cernuda y los que fuimos a gorronear canapés (que éramos bastantes) nos los pasamos como enanos.