La inflación en Estados Unidos aumentó en junio, impulsada principalmente por los nuevos aranceles a las importaciones, que comenzaron a elevar el precio de algunos bienes. Esta situación refuerza las previsiones de inflación, que anticipaban un repunte de las presiones inflacionarias en la segunda mitad del año.
Según datos de la Oficina de Análisis Económico, el índice de precios del gasto de consumo personal (PCE) subió un 0,3% en junio, tras un incremento revisado al alza del 0,2% en mayo. En términos interanuales, el PCE avanzó un 2,6%, superando el 2,4% del mes anterior. Estos datos se suman al informe preliminar del PIB del segundo trimestre, que mostró que la inflación, aunque desacelerada, se mantiene por encima del objetivo del 2% de la Reserva Federal. A pesar de que muchas empresas continúan vendiendo inventarios acumulados previamente, se espera que los precios sigan subiendo conforme se agoten esas reservas y se trasladen los mayores costes a los consumidores.
En este contexto, el índice de precios PCE, excluyendo alimentos y energía, aumentó un 0,3% en junio, registrando un incremento interanual del 2,8%. El presidente de la Reserva Federal indicó que este repunte podría ser un efecto de precios puntual, aunque reconoció que el proceso de normalización podría ser más lento de lo esperado. La Fed, que utiliza el PCE como referencia para su política monetaria, decidió mantener su tipo de interés entre el 4,25% y el 4,50%, nivel que no ha cambiado desde diciembre. Aunque se considera una posible flexibilización en septiembre, el banco central mantiene una postura prudente mientras analiza nuevos datos económicos.