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Trans o no trans, he ahí la cuestión

martes 28 de marzo de 2023, 07:58h

Es el primer caso que se produce en la Comunidad de Madrid desde la aprobación de la Ley Trans del gobierno Sánchez pero no va a ser el último ni, probablemente, el más confuso. Y, además, sucederá lo mismo en el resto de España. Aquí como se trata de ver quién llega el primero, se saca la ley adelante (y hasta con el visto bueno del Tribunal Constitucional recién renovado y superprogresista), y luego ya veremos. Claro, que podemos volver a encontrarnos con algún otro tipo de aberración legal supina del tipo de los violadores y abusadores convictos y confesos que siguen viendo reducidas sus penas, e incluso, alcanzan la excarcelación por una norma, la Ley del ‘solo sí es sí’, que proviene de la misma “factoría” legal, la del Ministerio de Igualdad de Irene Montero. En otras palabras, que ya podemos ir echándonos a temblar.

Pero bueno, no hay que dar por supuesto que todo el mundo está al tanto de todo, así es que voy a enunciar mínimamente los antecedentes del caso al que me refiero. Se trata de un candidato a formar parte de la policía local en el ayuntamiento madrileño de Torrelodones que, a la hora de examinarse de las pruebas físicas, alegó ser una mujer. Se trataba de un trans que aspira a obtener una de las plazas ofertadas. Al parecer, y aunque vestía de rosa, a la hora de cambiarse para realizar las pruebas físicas, no lo hizo en el vestuario de mujeres.

El candidato firmó en enero pasado su examen teórico con su DNI, correspondiente a su nombre de nacimiento (masculino, claro está). Pero en marzo, la semana pasada, cuando realizó las pruebas físicas, al enfrentarse a la única en la que se utiliza un material distinto para hombres y para mujeres, el lanzamiento del balón medicinal, surgió la sorpresa. Las mujeres deben lanzar un peso de 3 kilogramos. Los hombres, sin embargo, deben hacer frente a un balón de 5 kg, y el candidato pretendía inicialmente, lanzar sólo el de menor peso, aunque los responsables del examen lo obligaron a hacerlo con los dos, a la espera de ver la forma de salir airosos del problema sobrevenido.

Los responsables del ayuntamiento torrelodonense se dirigieron a la consejería correspondiente del gobierno de la Comunidad de Madrid con la esperanza de que desde allí se dieran instrucciones al respecto, aunque al final este organismo ha elevado la duda al mismo Ministerio de Igualdad, origen de este y de seguros futuros requiebros y retorcimientos de la Ley Trans con estas o parecidas intenciones .

Yo, que no soy letrado y mucho menos juez o funcionario del ministerio de Montero, voy a hacer aquí de abogado del diablo, especialidad que –afortunadamente–, no exige titulación alguna para ejercerla y poner negro sobre blanco las posibles contradicciones de todo un ministerio. Vamos a suponer que este aspirante trans obtiene una de esas plazas porque se le reconoce la condición de mujer, tal y como establece la Ley recién aprobada. ¿Qué sucedería si dentro de unos meses, este ciudadano de ayer, y ciudadana de hoy, decide nuevamente volver al género masculino?, ¿se daría por ilegal la forma de haber accedido a esa plaza de policía municipal? Me doy solo una ligera idea de las situaciones–naturales o forzadas, de buena fe o persiguiendo intereses espurios, me da igual–, que se van a ir produciendo en meses sucesivos (aseos, cárceles, deporte…). En uno y otro caso volveremos a constatar que no estamos en las mejores manos posibles sino en las de políticos y políticas soberbios que, con tal de no dar su brazo a torcer, van a seguir manteniendo una norma legal poco clara y, de nuevo, de imprevisibles consecuencias.

Conociendo la clara trayectoria de Irene Montero y todo su grupo de mariachis ministeriales, raro será que quieran abordar como propios este y futuros problemas de interpretación o de espíritu de la ley de marras, y tendrán otra vez que ser los tribunales quienes indiquen a los políticos que, si quieren hacer bien las cosas y evitar en lo posible el retorcimiento de la ley con fines no siempre legítimos, habrían de revisarla y rehacerla. Pero –¡ah, amigo!–, con la iglesia feminista hemos topado, amigo Sancho

Lo mismo habría que haber puesto un plazo de uno, dos o más años para que a alguien se le dé por concluido su proceso de “transformación de género” y sólo a partir de ahí pudiera presentarse a oposiciones, o a competir en pruebas deportivas, pongamos por caso, antes de permitirles que puedan participar en pruebas de uno u otro tipo con su nuevo género. O quizás, y aún voy más lejos, lo mejor sería establecer puestos o competiciones deportivas de todo tipo, para tantos géneros como lleguen a establecer los ministerios de Igualdad y de Derechos Sociales y Agenda 2030 que, al paso que vamos, no me extrañaría nada que acabaran siendo dos o tres decenas. Así que cada uno compita con los suyos y así no hay agravios comparativos.

Espero que los más cafeteros –militantes políticos o asesores gubernamentales a los que les va mucho en ello–, no acaben concluyendo que no hago más que poner palos en el carro de cualquier iniciativa que surja del gobierno Sánchez. En todo caso no soy el único porque dentro del propio ejecutivo acaban siendo los de una u otra facción quienes se encargan también de poner de relieve esas y muchas otras contradicciones de cada engendro que sale fundamentalmente de esos dos ministerios en donde recae lo fundamental de este oscuro experimento sociológico que hemos dado en llamar “ingeniería social”. Lo peor es que, al final, lo hacen después de haber llevado al parlamento esas iniciativas también con sus votos. Eso se llama jugar a dos barajas. Lo único que está claro de todo esto es que, si al final no nos vuelven a todos locos, poco faltará.

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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