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El rey Felipe VI presidió honoríficamente la corrida desde el Palco Real, teniendo a su derecha a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
El rey Felipe VI presidió honoríficamente la corrida desde el Palco Real, teniendo a su derecha a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. (Foto: Plaza1)

Corrida de Beneficencia: Felipe VI y Madrid disfrutaron con el toreo de cante jondo de Morante

miércoles 01 de junio de 2022, 22:25h
¿Estaba Morante aguardando a que el Rey, que presidió desde el Paco Real la tradicional corrida de Beneficencia, asistiese a Las Ventas para festonear su toreo mágico? Porque el de La Puebla, que había pasado de puntillas por el abono en sus dos tardes anteriores dejando sólo detallitos, por fin se lució en su pastueño segundo cascabeleando y transmitiendo la llama expansiva del cante jondo taurino. Con el público hipnotizado, y entregado, entre lo que veía y lo que su sugestión le imaginaba, el coletudi cortó su primera oreja en muchos años en Madrid. Como sugirió en voz alta un espectador: “Don Felipe, vuelva usted más a los toros para que todos disfrutemos”. Eso sí, con un encierro desigual de presentación, blando y noblote de Alcurrucén, El Juli pasó desapercibido y Ginés Marín apuntó alto hasta donde le permitió la sosería de su bureles.

A la sexta fue la vencida, sí, porque entre la indolencia y poco compromiso como máxima figura y líder del escalafón de la pasada campaña y lo poco que le sirvieron sus bureles en lo que va de Feria a Morante, incluyendo el inválido y descastadísimo que abrió plaza este miércoles, el de la Puebla sólo dejó volutas de su indudable calidad mágica. Como se le iba el abono sin dar la talla, se entregó ante el cuarto, un bicho también justito de fuerzas y noble en grado máximo. Tan pastueño que la única emoción que cabía era la estética.

Y un Morante, por fin, decidido, tras un atisbo de verónicas a su estilo, se aplicó con la pañosa con sus maneras de flauta mágica, con su toreo de aleteo de mariposas. Tampoco fue un faenón rotundo, macizo, para la historia, porque ‘Pelucón -puesque así se llamaba el toro- se lo puso fácil, pues iba y venía humillando como el más arrepentido pecador. Y el de la Puebla, inspirado y distinto lució, con ciertos altibajos, eso sí, tanto en el toreo fundamental por ambos pitones, algunos con una profundidad oceánica, otros de menos cante, pero todos jaleados.

Como en los adornos que improvisó: trincherillas, ayudados por alto, molinetes, el de la firma, cambiis de mano y el monumental y barroco pase de pecho con que cerró su labor. Los tendidos, hartos de no haber visto nada hasta ese momento, se habían extasiado. Mas la estocada quedó atravesada y desprendida y Morante necesitó dos golpes de verduguillo, quedando el premio en una oreja que paseó triunfal entre grandes aplausos, entre ellos los del Rey.

Y ahí se acabó lo único destacable de Beneficencia, porque los ‘alcurrucenes’ además de justos de casta y fuerzas, no tenían fondo. Lo que perjudicó mayormente a Guillermo Marín, que brilló con unas verónicas mecidas de recibió a su primerio con el que inició una labor de clasicismo que se vino pronto abajo como el animal.

Tampoco el que cerró función, al que le hizo una faena en la querencia a chiqueros, le permitió mucho más que mostrar con creces la clase que atesora, pero el animal tardó mucho en fenecer . Y, cosa rara, un Juli desdibujado no pareció estar a gusto con los suyos, noblotes como el resto, a los que en faenas desiguales les dio una montinera de pases poco lucidos e incluso lo peor de su tauromaquia: la mayoría ventajistas y fuera de cacho, amén de retorcido en el embroque, que un día se va a caer de cabeza. Para colmo, anduvo hecho un pinchaúvas.

FICHA

Toros de ALCURRUCÉN, variados de capa y desiguales de presentación, con 1º y 3º muy justos de trapío. Mansos, flojos, descastados y muy nobles. MORANTE DE LA PUEBLA: silencio; oreja. EL JULI: ovación; silencio. GINÉS MARÍN: ovación tras aviso; ovación tras dos avisos. Plaza de Las Ventas, 1 de junio. Corrida de Beneficencia. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa). Asistió el Rey Felipe VI desde el Palco Real y los tres matadores le brindaron sus primeros toros.

Crónica del festejo anterior.

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