Ya se sabe que la alegría dura poco en la casa del pobre. Un aserto aplicable también habitualmente a los criadores de bravo. Pero, ya el colmo es que sólo hayan pasado dos días desde el éxito de Ricardo Gallardo en esta misma plaza con el juego que ofrecieron sus novillos al fracaso del encierro de este miércoles con sus toros. Ea, así de ingrata es a veces la tauromaquia, porque los descastados ‘fuenteymbros’, rebrincados y derrotones y reservones, de magnífica presencia, eso sí, se cargaron el espectáculo que podía aguadarse con la terna de Urdiales, Roca Rey –que se inventó una jaleadísima faenita de su línea, mucho valor y poco toreo fundamental, en su segundo.
Otro de los asertos que, por desgracia, también son habituales en la Fiesta, y volvió a repetirse en esta 18ª de abono, es aquella que establece lo de ‘corrida de expectación, corrida de decepción’. Aunque el público de aluviones que sólo acude al coso con las figuras, cual los fans del peruano, se lo pasó en grande con su labor en ese quinto, tan manso y deslucido como sus hermanos, pero que tras varias series insípidas y el animal intentando huir a tablas, Roca, que es muy listo, echó mano de algo que le sobra a raudales, el valor y el sentido del espectáculo.
De ahí que tras sufrir un desarme, logró someter mínimamente al burel para después alardear de valor en varios pases cambiados por la espalda con los pitones rozándole la taleguilla, en uno de los cuales el animal casi se lo lleva por delante. Eso enardeció a ese gentío indocto que hasta se puso en pie y le jaleó a los gritos de ‘torero, torero’. Roca aprovechó la querencia del animal para extraerle algunas vulgares series en línea recta del toreo fundamental en redondos y naturales y de nuevo con agallas se la jugó en las consabidas arrucinas y ajustadas bernadinas.
Valerosos fuegos de artificio que le habrían valido para cortar un trofeo de no marrar con el arma toricida. Semejante quietud mostró con su primero en un quite por chicuelinas vulgares pero con los pies atornillados, al igual que en los estatuarios iniciales con la sarga pero luego, para no variar, se fue enredando a base de meter el pico con la esencia de la tauromaquia y ni siquiera gustó a su público.
Dado el desafuero de la catadura de los animales que llevaron al fracaso a su criador, nada pudo hacer un Alberto Urdiales que estaba tan a disgusto con los burles como ellos en el ruedo. Tampoco Ginés Marín, que reaparecía tras la grave cornada en este coso de hace sólo diez días –por lo que se le ovacionó con fuerza cuando se destrenzó el paseíllo- tuvo material para lucirse, para más inri dada la invalidez supina del tercero abreviando en ambos.
FICHA
Toros de FUENTE YMBRO, cuajados, con trapío y seriedad, todos con cinco años largos; nobles, mansos, descastados y flojos -con 3º inválido- y que no dieron juego. ALBERTO URDIALES: silencio; silencio. ROCA REY: palmas; ovación tras aviso. GINÉS MARÍN: silencio; palmas tras aviso. Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. 18ª de abono. Lleno de ‘no hay billetes’ (22.964 espectadores, según la empresa).
Crónica del festejo anterior.
Si (
No(
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