El árbol de Navidad o abeto es uno de los elementos más característicos de la Navidad en todo el mundo. Da igual la religión que se practique, casi siempre hay un árbol de Navidad cerca.
Y es que basta con darse una vuelta en esta época del año por casi cualquier país que seguro que se observan árboles de Navidad en plazas, viviendas, comercios...
¿Qué tiene que ver con la Navidad?
Según publica 'National Geographic', lo de decorar el árbol por Navidad es algo "ancestral". Y es que ya en el siglo VII a.C. el profeta Jeremías criticaba la "vanidad" de adornar un leño: "con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva", recoge la citada revista.
Unas palabras que, según explican, van dirigidas hacia la costumbre de los paganos de adorar objetos inanimados o sin valor en lugar de venerar a Dios.
Seguramente no es el árbol de Navidad tal y como lo conocemos ahora, pero ya antes del nacimiento de Cristo se habla de decorar árboles, lo que confirmaría la ancestralidad de esta práctica.
National Geographic señala también la costumbre babilonia de talar un árbol y dejar regalos debajo, algo que también se sigue haciendo a día de hoy.
Los romanos también adornaban las calles durante las Saturnales, una festividad por el Solsticio de Invierno que, aunque no tiene nada que ver con la fe cristiana, ha tenido mucho que ver en el concepto de Navidad de hoy en día.
También los celtas adornaban en esa época del año los árboles con velas.
El cristianismo absorbió estas costumbres
Como dice el viejo refrán, 'si no puedes con el enemigo, únete a él'. Algo así hizo el cristianismo, que se apropió de estas tradiciones ante la imposibilidad de erradicarlas.
Según la leyenda que cita National Geographic, durante el siglo VIII en Hesse, Alemania, había un roble en honor a Thor y durante el solsticio de invierno se le ofrecía un sacrificio.
Se cuenta que entonces San Bonifacio, un evangelizador, decidió un día talar el árbol delante de todos y ofreció en su lugar un abeto, que catalogó como árbol de paz.
"Representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes" y su copa "señala al cielo". Este sería, según los datos que se conocen, el primer árbol de Navidad del Cristianismo.
Desde entonces se comenzaron a talar abetos en Navidad para colgarlos en los hogares y se cuenta también que Martín Lutero puso unas velas en las ramas de un abeto para que centellearan, lo que daría paso a adornarlo.
Los primeros árboles públicos de Navidad
Según los datos, el primer árbol de Navidad se disputa entre 2 ciudades: Tallin (Estonia) en 1441 y Riga (Letonia) en 1510.
Al parecer fueron unos comerciantes los que instauraron el abeto navideño en la plaza y lo adornaron con rosas para festejar y después quemarlo.
Hoy en día podemos encontrar árboles de Navidad en casi todos los lugares públicos. Desde Europa a Estados Unidos e incluso en Australia. El árbol de Navidad se ha convertido en el símbolo por excelencia de estas fechas, aunque en la actualidad más que por creencias, la Navidad ,se ha vuelto un periodo muy comercial.
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