Crítica de la obra 'Breve historia del ferrocarril español': genealogía de la corrupción en este país

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miércoles 02 de noviembre de 2022, 11:28h

No hace falta que tengas bono de media distancia en RENFE para que puedas subirte al tren en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero y recorras en poco menos de dos horas y en un trayecto sorprendente, corrosivo, fascinante y epifánico en muchos casos, la ‘Breve historia del ferrocarril español’, a partir de un texto de Joan Yago (miembro fundador de la compañía de teatro independiente La Calòrica), autor residente del CDN la temporada 2020-2021, e inteligentemente dirigida por Beatriz Jaén.

En el viaje -irónico, divertido, burlón, deslumbrante y lleno de desparpajo-, no solo vas a conocer algo más de la génesis del ferrocarril en España sino también como su desarrollo e implantación progresiva en todo el territorio caminó de la mano de la familia real decimonónica (María Cristina e Isabel II), en un tiempo en el que también se vivió el desarrollo del capitalismo y la corrupción en este país.

De la mano de dos actrices extraordinarias, Esther Isla y Paloma Córdoba, desfilan por la Sala de la Princesa las dos mujeres de la realeza española del XIX, la regente María Cristina y su hija Isabel II, y con ellas toda la estructura de poder del momento (Espartero, Serrano, marqués de Salamanca, Prim…), y de los afortunados plebeyos que pasaron a compartir el caprichoso corazón y la cama de sus majestades.

La más que afortunada decisión de Beatriz Jaén (Madrid, 1988), de convertir lo que era un monólogo en el texto original de Yago, en un diálogo entre dos mujeres actrices, dota a la propuesta de una vivacidad, una energía y una gracia que dibujan una sonrisa constante en todo el público asistente en cada función.

Paloma y Esther se multiplican en diversos personajes femeninos y masculinos (los fundamentales, Esther Isla se convierte en María Cristina y Paloma Córdoba en Isabel II). Despliegan para ello todo tipo de recursos vocales, corporales, coreográficos y hasta musicales y de canto que hacen de la función un paseo divertidísimo por los anales de la historia de España de los dos últimos siglos y que va, en el terreno ferroviario desde la construcción del primer tramo en España, el que une Madrid y Aranjuez y, ya en nuestros días, la inauguración del AVE a La Meca. Y en el terreno político, desde los últimos días de Fernando VII hasta la dimisión de Juan Carlos I y –como no podía ser de otra manera-, la irrupción de una tal Corinna en ese final esperpéntico de su reinado para que su hijo, Felipe VI, tomase su relevo y accediese al trono español. Nombre, por cierto, el del rey actual que no aparece explícitamente citado en el montaje. La conclusión, cierto, no es nueva: hay que cambiarlo todo para que todo siga como estaba.

En el resultado final del montaje son también decisivos los trabajos de escenografía (Pablo Menor Palomo), iluminación (Enrique Chueca), el imaginativo vestuario (Leonora Lax), videoescena (Elvira Ruiz Zurita), espacio sonoro (Pepe Alacid) y la asesoría de danza (Natalia Fernandes).

La propuesta escénica es una verdadera fiesta que, además, conecta dos aspectos muy poco tratados en los manuales de historia convencionales y que, sin embargo, son reveladores de que la política y la economía viajan a un mismo compás y que aquellos que saben meterse en el tempo de ambas siempre acaban sacando tajada. Muy interesante.