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'El corazón de las tinieblas': la moral ¿para qué?, o la hipócrita teoría del mal menor
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'El corazón de las tinieblas': la moral ¿para qué?, o la hipócrita teoría del mal menor

miércoles 09 de mayo de 2018, 17:57h
El sonido intenso, brutal, inesperado, enérgico y ancestral del tambor africano rompe -destroza, incluso-, la armonía decimonónica del piano de cola que emite suaves acordes, evocadoras baladas de una tierra lejana repleta de aventuras aún por vivir, aún por escribir, aún por relatar (José Luis Franco y Ass Sabar en al piano y la percusión). Ese es, para mí, el momento clave de la nueva propuesta de Darío Facal, una adaptación teatral de 'El corazón de las tinieblas', la mítica novela de Joseph Conrad (1857-1924), ahora llevada al escenario de los Teatros del Canal de Madrid.

Conrad, el novelista británico de origen polaco, es considerado como uno de los grandes escritores modernos en lengua inglesa, que a lo largo de toda su obra (13 novelas, dos libros de memorias y 28 relatos cortos), explora la vulnerabilidad y la inestabilidad moral del ser humano. Lo esencial del argumento de ‘El corazón de las tinieblas’ (1902) también aquí se sigue con fidelidad. Marlow -probablemente, el álter ego de Conrad-, un aventurero británico, es contratado por una compañía que comercia con marfil en el continente africano para buscar Kurtz, un agente de la compañía que parece haber caído enfermo en algún lugar del Congo. Marlow relata en primera persona su viaje a través de la selva africana y en barco, navegando el cauce del rio Congo, hasta conseguir dar con Kurtz. Pero ese viaje exótico, lleno de peligros de todo tipo (alimañas, naturaleza, hombres…), le obliga a tener que adoptar decisiones que van más allá de la moral y entran de lleno en la simple supervivencia. Todo eso le hará recorrer al mismo tiempo un intrincado y tortuoso viaje interior que le hará otro hombre cuando regrese a la civilizada y culta Europa.

La propuesta de Facal fascina, hipnotiza, subyuga, porque capta la atención del espectador desde el primer momento y la mantiene con la misma fuerza e intensidad durante los noventa minutos de duración del montaje. Es compleja porque en ella no solo se suma sino que se funde la performance, el documental, el teatro experimental y la reflexión política, ética y moral en su sentido más hondo. Es también, y al mismo tiempo, una dolorosa propuesta porque muestra de forma descarnada e implacable las consecuencias letales de las colonizaciones -en este caso del continente africano por parte de Europa- a través del relato dramatizado, apoyado en la sencilla escenografía (María de Prado), la emotiva música en directo (Franco y Sabar), lo audiovisual (Javier L. Patiño), el espacio sonoro (Room 603) y la luz (Manolo Ramírez). Y todos estos aspectos constituyen paralelamente un todo lleno de belleza estética y plástica , denominador común de los distintos y variadísimos trabajos de Facal (Amor de don Perlimplín con Belisa en su jardín, El Burlador de Sevilla, Sueño de una noche de verano, Las amistades peligrosas, Breve cronología del amor, La pesadilla de Kepler, Morfología de la soledad…).

En medio de todo ese soporte político, filosófico e instrumental (vídeo, luz, piano, percusión…), un Ernesto Arias (formidable y atormentado Marlow), aparece en escena con las luces de sala aún encendidas, para introducir al espectador en el contexto de lo que va a ver a continuación y ayudarle a reflexionar sobre la legitimidad (o no) de que unas civilizaciones colonicen a otras, como ha venido sucediendo siempre a lo largo de toda la historia en todas las latitudes y en todos los tiempos. Pero estamos en África, a finales del XIX, cuando Europa se reparte el subcontinente para su explotación. A Bélgica, con Leopoldo II al frente, le toca ese extenso territorio llamado Congo, repleto de caucho, de marfil y de otras mil materias primas que están allí, esperando al hombre blanco. El nativo negro no es obstáculo porque, si es necesario, si se opone a los altruistas motivos del colonizador se le elimina sin el más mínimo atisbo de piedad…

A partir de ahí Marlow, el personaje a quien da vida Ernesto Arias transita cuantos estadios puede tener el hombre que se topa con todo tipo de adversidades (la jungla, los nativos que la defienden, el calor, la humedad, la barbarie, la muerte, el horror…), y lo hace de forma intensa y convincente. Sus compañeros de reparto introducen nuevos estadios, nuevas capas a la narración, pero siempre en relación al personaje principal. Ellos son Ana Vide (intensa y emotiva en ese final como la pareja de Kurtz), Kc Harmsen y Rafa Delgado.

'El corazón de las tinieblas'

Dramaturgia y dirección: Darío Facal

Reparto: Ernesto Arias, Ana Vide, Kc Harmsen y Rafa Delgado

Piano / músicas: Jose Luis Franco

Percusión / músicas: Ass Sabar

Diseño de iluminación: Manolo Ramírez

Espacio escénico: María de Prado

Espacio Sonoro: Room 603

Diseño de vestuario: Ana López

Diseño de audiovisuales: Javier L. Patiño

Asistente audiovisuales: Mario Alonso

Regiduría: Cristina Otero

Fotografía cartel: Álvaro Serrano y Patricia Fuertes

Diseño de cartel: Sonia Castillo

Prensa: Marian Gómez Campoy (MGC&CO.)

Directora de producción: Cristina Otero

Ayudante de dirección: Javier L. Patiño

Distribución: Salbi Senante

Producción: Metatarso Producciones y Teatros del Canal

Teatros del Canal, Madrid

Hasta el 13 de mayo de 2018

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