Cuatro años antes de morir, Lope de Vega (1562-1635) escribió la que para muchos es la joya de las joyas de su literatura dramática, ‘El castigo sin venganza’, que ahora sube al escenario del Teatro de La Comedia bajo la dirección de Helena Pimenta, y en versión de Álvaro Tato. En ‘El castigo sin venganza’, Lope hace acopio de todo su inmenso genio para construir una tragedia de honor llena de belleza, de poesía, tensión, dilemas filosóficos, políticos y morales que, además, trufa también de sentido del humor, para acabar construyendo una pieza que más parece inventada para ser representada tres o cuatro siglos después de ser escrita, cuando ya el cine y las series televisivas descubren la clave de que el espectador mantenga la tensión de principio a fin de una obra, por rica y compleja que sea su arquitectura dramática y poética.
“Desoladora, hermosa, magistral y espejo trágico de la condición humana… Este canto de cisne lopesco mantiene hoy la implacable vigencia del arte de la tragedia: un lúcido viaje a las sombras de nosotros mismos”, como afirma Helena Pimenta en la presentación de su montaje. El texto de Lope no da ni un momento de respiro al espectador y Pimenta ha querido centrar también toda la hermosísima puesta en escena de la tragedia de Lope en la acción y la palabra.
La sencilla y eficaz escenografía de Mónica Teijeiro (un escenario vacío cubierto al fondo con una inmensa gasa negra que, convenientemente iluminada descubre los pasionales amores del Duque con Casandra, y luego un inmenso espejo inclinado que es la conciencia de todos los personajes de la tragedia); la poética iluminación del maestro Juan Gómez Cornejo, que dibuja hasta el alma de los personajes; el precioso vestuario de Gabriela Salaverri y –como siempre-, la atinada selección y adaptación musical de Ignacio García (cantos populares, bandas de música religiosa, sonidos neoclásicos y fragmentos de ópera lírica de Monteverdi y Verdi…), no hacen sino engrandecer la palabra del dramaturgo y elevar la trágica emoción que despierta en el público la fábula que se cuenta en ‘El castigo sin venganza’.
El duque de Ferrara (Joaquín Notario), después de llevar una vida disoluta y llena de abusos contra todo y contra todos, pretende tapar su pasado ante el pueblo después de unirse en matrimonio con Casandra (Beatriz Argüello), que, además, le proporciona una alianza política y estratégica con Mantua. Pero en los planes del Duque no cabe siquiera la posibilidad remota de que su reciente esposa y su hijastro, hijo bastardo del Duque, El conde Federico (Rafa Castejón), se enamoren perdidamente y vivan su relación en un constante secreto que envuelve a la pareja en una íntima y desesperada tortura sorda y enfermiza. Pero la pasión de Casandra y el Conde es descubierta por el Duque, quien no se para en mientes a la hora de acabar con la vida de los dos. Y la hipocresía y la farsa moral de los tres personajes principales se extiende también a Aurora (Nuria Gallardo), el marqués de Gonzaga (Javier Collado) y a Batín (Carlos Chamarro), criado del Conde, un gracioso e inteligente servidor que solo busca su propia salvación.
El duelo interpretativo de los seis personajes principales de la tragedia es antológico. Notario, sobre todo en el último acto, transita por todos los estadios del mal. Argüello pasa del amor al dolor, del fingimiento a la pasión. Castejón se retuerce por dentro y por fuera del amor que contiene dentro de sí, y que no quiere confesar (“… Tú me engañas, yo me abraso; / tú me incitas, yo me pierdo; / tú me animas, yo me espanto; / tú me esfuerzas, yo me turbo; / tú me libras, yo me enlazo; / tú me llevas, yo me quedo; / tú me enseñas, yo me atajo…”). Nuria Gallardo, con su extraordinario oficio, levanta una Aurora que se muere de celos porque el Conde la desdeña, y trata de hacer otro tanto con él a través del marqués de Gonzaga (muy bien Javier Collado), y moviéndose entre todos ellos con astucia y desparpajo, el Batín de Carlos Chamarro pone el contrapunto de doble vuelta de tuerca en esa atmósfera de tragedia que se respira desde el primer momento. Los seis actores, encabezados por el segurísimo Joaquín Notario, arrastran también al resto del estupendo elenco que lo mismo recita que canta o baila (encomiable también la labor de Juan Pablo de Juan y de Nuria Castejón en el canto y la coreografía respectivamente).
Insuperable el testamento artístico de una Helena Pimenta a quien nadie podrá quitar el honor de haber encumbrado a la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) a estadios inimaginables hace ocho años, momento en el que se hizo cargo de ella. Podrá marcharse con la satisfacción del deber cumplido, de haber elevado el respeto de sus compañeros de oficio y la admiración del público, que ha vivido momentos inolvidables en las múltiples propuestas que ha podido disfrutar en estos años.
Un montaje absolutamente redondo. imprescindible.
‘El castigo sin venganza’
Texto: Lope de Vega
Versión: Álvaro Tato
Dirección: Helena Pimenta
Reparto: Beatriz Argüello, Lola Baldrich, Rafa Castejón, Carlos Chamarro, Nuria Gallardo, Joaquín Notario, Íñigo Álvarez de Lara, Javier Collado, Fernando Trujillo, Alejandro Pau y Anna Maruny
Escenografía: Mónica Teijeiro
Iluminación: Juan Gómez Cornejo
Vestuario: Gabriela Salaverri
Selección y adaptación musical: Ignacio García
Asesor de canto: Juan Pablo de Juan
Coreografía: Nuria Castejón
Asesor de verso: Vicente Fuentes
Ayudante de dirección: Amparo Pascual
Fotografía: Sergio Parra
Creación y Producción: CNTC
Teatro de La Comedia, Madrid
Del 21 de noviembre al 9 de febrero de 2018
Calendario posterior de representaciones:
LAS PALMAS (TEATRO CUYÁS): 22–23 de febrero de 2019
VALLADOLID (TEATRO CALDERÓN): 8–10 de marzo de 2019
ZARAGOZA (TEATRO PRINCIPAL): 21–24 de marzo de 2019
LOGROÑO (TEATRO BRETÓN): 29–30 de marzo de 2019
A CORUÑA (ROSALÍA DE CASTRO): 5–6 de abril de 2019
CÓRDOBA (GRAN TEATRO): 1–2 de mayo de 2019
SANTANDER (PALACIO DE FESTIVALES): 10–11 de mayo de 2019
PALMA DE MALLORCA (TEATRE PRINCIPAL): 25–26 de mayo de 2019
ALMAGRO (HOSPITAL DE SAN JUAN): Julio de 2019