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Crítica de la obra de teatro 'El encanto de una hora'
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(Foto: Luz Soria)

Crítica de la obra de teatro 'El encanto de una hora': reloj, no marques las horas

sábado 22 de octubre de 2022, 11:30h

Carlos Tuñón dirige ‘El encanto de una hora’, de Jacinto Benavente (1866-1954), en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español. Lo hace en el primer centenario de la concesión del Premio Nobel al no siempre bien entendido dramaturgo español. Razón esta más que suficiente para alabar aquí y ahora la valentía y el acierto del director de cabecera de [los números imaginarios], una compañía tan singular y rompedora como su director.

‘El encanto de una hora’ es una pieza corta -el montaje tiene la misma duración que se anuncia ya en el título-, que el autor incluyó dentro de su Teatro fantástico, publicado en 1892 y en el que sentaba las bases del nuevo teatro modernista, enfrentado al teatro vigente hasta entonces, el teatro naturalista. Tuñón rescata la esencia del texto de Benavente y funde aquellos tiempos en los actuales, partiendo de un salón de baile con aires de finales del XIX y principios del XX con toques musicales tratados por la habilidosa mano de Daniel Jumillas (Jumi), que surgen como extraídos de un tiempo lejano, aunque en muchos casos se trate de melodías compuestas y popularizadas a partir de los años 60 del siglo pasado (Only you, Cabaret, Ya no estás más a mi lado, Toda una vida y otros boleros de la época, amén de canciones que remitían al turismo de Benidorm o Palma de Mallorca, entre otras).

Las figuras de porcelana de Benavente que, de pronto, cobraban vida, son aquí dos ancianos, encarnados por Patricia Ruz y Jesús Barranco, sentados en los dos extremos de un elegantísimo salón. Están casi sin vida, como estatuas inanimadas que contemplan la vida de su alrededor al tiempo que son engullidos por el paso de las horas, los minutos, los segundos… Así, en un prolongado silencio que marca un compás de otro momento de la historia, bien distinto al alocado discurrir de vehículos y personas en nuestro siglo XXI. Pero, de pronto, las dos figuras sentadas parecen cobrar vida cuando se descubren mutuamente. La vida entonces cobra otro color, otra dimensión de alegría, de interés, de pleno sentido, y los dos ancianos interactúan, cuestionan, miran y viven con otros ojos, con otra alma.

El nivel plástico y poético de la propuesta de Tuñón es sobresaliente, y no solo por la música y el sonido de Daniel Jumillas, sino también por el logradísimo espacio escénico y el vestuario diseñados por Antiel Jiménez y por la evocadora luz de Miguel Ruz Velasco. En ese ambiente pronuncian aún más el lado poético y evocador de la propuesta las figuras de los dos personajes habitados por Jesús Barranco y Patricia Ruz. Si el primero es siempre una garantía de llevar al mejor puerto cualquier personaje que aborde –pocos actores del panorama nacional atesoran tantos recursos como Barranco-, el salto actoral cualitativo de Patricia Ruz es tremendo. Estoy seguro de que en su carrera habrá un antes y un después de ‘El encanto de una hora’. La, hasta ahora, bailarina actriz se ha transformado aquí en actriz bailarina.

Bellísimas esas escenas en las que la mujer tararea algunas canciones mientras se mueve al compás, mira al hombre y entre ambos surge el amor… A partir de ahí, de pronto, crece en los dos la conciencia de la limitación temporal, de que el tiempo vuela -Tempus fugit, diría el clásico-, y lo mejor que puede hacerse es exprimirlo hasta el extremo y hacer mejor de cada hora tres mil seiscientos segundos.

El montaje es redondo. En el salón donde discurre la aventura personal y sentimental de esos dos seres perdidos, eternamente inanimados hasta que en ellos prende la chispa del amor y del deseo, hay también la triste figura de una mujer sentada en otra mesa del salón, y un silente camarero que lo mismo sirve una botella de cava que maneja discreto los mandos de la mesa de sonido hasta el punto de trasladar dentro de la Margarita Xirgu el ambiente lleno de vida de la plaza de Santa Ana cuando los dos personajes quieren contagiarse de esa misma vida abriendo la puerta de la calle. Sería imperdonable que alguien se perdiese la propuesta. Imprescindible.

‘El encanto de una hora’

Dramaturgia: Jacinto Benavente

Dirección: Carlos Tuñón

Con: Jesús Barranco y Patricia Ruz

Diseño de espacio escénico y vestuario: Antiel Jiménez

Diseño de iluminación: Miguel Ruz Velasco

Diseño de sonido y gráficos: JUMI

Una producción de [los números imaginarios] con la participación de Bella Batalla y Teatro de La Abadía

Teatro Español, Madrid

Del 14 de octubre al 13 de noviembre de 2022

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