Numancia: España en la agonía

La última producción del Teatro Español en esta temporada, 'Numancia', la tragedia de Miguel de Cervantes, esta vez en ajustada y renovada versión de Luis Alberto de Cuenca y Alicia Mariño, estaba planteada como un rendido homenaje del viejo Teatro del Príncipe al autor de 'El Quijote', pero también al inmenso dramaturgo que es -aunque no siempre se le haya reconocido-, en el 400 aniversario de su muerte. La mezquina y cotidiana realidad política que se vive dentro y fuera del viejo Corral de Comedias madrileño, sin embargo, ha superpuesto -por no decir desplazado- a la intención inicial de su programador, el director artístico del Teatro Español, y ahora involuntario protagonista de esa lucha agónica -en el sentido etimológico del término- que el ayuntamiento de la capital le ha obligado a protagonizar en los últimos días de su mandato, después de anunciar públicamente su destitución.

La metáfora, desde luego, la han servido en bandeja los responsables culturales del Ayuntamiento de Madrid, propietario y gestor del Teatro Español, y no creo que haya un solo espectador de los que diariamente llenan el recinto para ver esta 'Numancia' que no entre y salga pensando en Juan Carlos Pérez de la Fuente, el director del montaje y, a la sazón, y por unos días más, director artístico del Teatro.

El involuntario testamento artístico de Pérez de la Fuente en el Español, desde luego, es un espectáculo deslumbrante, de esos que le van a volver a uno a la cabeza durante muchos, muchos años. Al hecho contribuyen decisivamente la elección por su parte de un equipo artístico y técnico, así como un elenco, de lujo, integrado por doce actores que, en conjunto, dan vida a casi treinta personajes. Beatriz Argüello y Alberto Velasco se meten en la piel de quince de ellos -siete Beatriz, ocho Alberto- con la credibilidad, la seguridad y la solvencia que dan dos grandes actores, tan diferentes entre sí, y tan complementarios en escena. Chema Ruiz es un Escipión implacable y Carlos Lorenzo un estupendo Mario. Pero todos, mujeres y hombres, responden generosamente a la entrega que les ha exigido Pérez de la Fuente y bordan el resto de los papeles Raúl Sanz, Alberto Jiménez, Markos Marín, Maru Valdivielso, Julia Piera, Críspulo Cabezas, Nélida Molina y Miryam Gallego.

Espectáculo total

Además de la interpretación, y la actualizada versión de Cuenca y Mariño, el espectador queda fascinado por la grandiosa escenografía de Alessio Meloni; el moderno diseño de vestuario de Almudena Huertas; la iluminación de José Manuel Guerra, tan sorprendente como precisa; la increíble composición musical y el hiperrealista espacio sonoro de Luis Miguel Cobo, y los espectaculares audiovisuales de Miquel Ángel Raió.

Ya, antes de comenzar la función, el público contempla en un silencio reverencial esos grandes bloques rectangulares sujetos por cables que penden del techo del escenario, al tiempo que Alberto Velasco y Beatriz Argüello juegan con dos grandes aros. El escenario se prolonga a través del pasillo central del patio de butacas por donde entran y salen algunos personajes, principalmente los tres militares romanos. El espectáculo que envuelve a la acción de la tragedia se completa con unas grandes planchas metálicas que bajan del techo y, a modo de espejos, reflejan toda la acción que ocurre en escena, y grandes telares que bajan y se quedan sujetos en medio de los bloques. Allí se proyectan imágenes de grandes tormentas, el incendio que asola Numancia, los hijos de una pareja protagonista, las murallas de la cercada Numancia…

El escenario, como el de cualquier guerra pasada, presente o futura (la de 'Numancia' no iba a ser distinta), se puebla de muertes, violaciones, destrucción, sangre, cuerpos tendidos, suicidios (tremendo ese cuadro que muestra el de Nadie, mujer humilde y libre, encarnada por una gran -a pesar de su juventud- Julia Piera). Y en medio de todo ello, el grito valiente, agónico y necesario de quien, aún sabiéndose perdedor en una batalla tan desigual, no puede ni quiere perder la de la dignidad: “¿De qué sirve nuestra hacienda si lo que nos falta es pan?”, dicen las mujeres cercadas. "La libertad sin dignidad no existe", concluyen al unísono los personajes de Argüello y Velasco al final de la función.

El riesgo -ya lo hemos dicho más de una vez- va ineludiblemente unido al arte. De Pérez de la Fuente puede decirse lo que se quiera, menos que no es un hombre que arriesga. Lo hizo ya con esa especie de antecedente cervantino de esta tragedia, en sus provocadoras 'Pingüinas', y lo hace ahora también con 'Numancia'. Un epílogo ejemplar en una carrera, para mí envidiable, de Pérez de la Fuente al frente del Teatro Español de Madrid. No se ha podido hacer más en menos tiempo. Y quien dice de Juan Carlos Pérez de la Fuente que es un hombre arrogante no demuestra más que desconocimiento, mala intención o –lo que sería peor - una mezquindad supina. Pérez de la Fuente es apasionado, sencillo yhumilde y, por añadidura, ha demostrado que Cervantes está a la altura dramatúrgica de los otros grandes del Siglo de Oro.

‘Numancia’, de Miguel de Cervantes

Versión: Luis Alberto de Cuenca y Alicia Mariño

Dirección: Juan Carlos Pérez de la Fuente

Intérpretes (por orden de intervención):Beatriz Argüello, Alberto Velasco, Chema Ruiz, Raúl Sanz, Carlos Lorenzo, Alberto Jiménez, Markos Marín, Maru Valdivielso, Julia Piera, Críspulo Cabezas, Mélida Molina y Miryam Gallego

Asesora de voz y dicción: Concha Doñaque

Asesor de movimiento escénico: Alberto Velasco

Ayudante de dirección: Pilar Valenciano

Ayudante de escenografía: Olga López León

Ayudante de vestuario: Liza Bassi

Fotografía cartel y promoción: Chema Conesa

Fotografías de escena: Javier Naval

Ayudante de dirección: Pilar Valenciano

Figuración video:

Niños: Jonathan Lokuuda Bartlett y Rodrigo Sánchez

Bailarinas: Nataliya Andrukhnenko, Eva Boucherite, Alba González, Coral Ortega y Blanca Izquierdo

Una producción del Teatro Español

Teatro Español (Sala Principal)

Hasta el 22 de mayo