Crítica de la obra de teatro 'Otra vuelta de tuerca': terror psicológico en el desván

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viernes 25 de noviembre de 2022, 08:33h

Tensión, maldad, horror, miedo, sorpresa… Son solo algunos de los ingredientes que conforman la adaptación de Ramón Paso, director también del montaje, de ‘Otra vuelta de tuerca’, la novela de Henry James que cuenta la siniestra historia de dos adolescentes, su cuidadora, su profesora de francés y algunos espíritus que andan haciendo de las suyas por una vieja mansión situada en plena campiña inglesa. Hasta principios de enero del año próximo puede verse en la Sala Lola Membrives del Teatro Lara.

Desde el comienzo hay un contraste profundo entre las notas de caja de música, que suenan de fondo, y las palabras inquietantes que se cruzan las dos niñas:

- “La historia que voy a contarte solo la conozco yo, hasta ahora…
- … ¿Por lo espantoso?
- No
- ¿Por lo aterrador?
- No, por la increíble fealdad, el horror y el inaudito dolor…”.

Abigail James es una maestra de francés que, junto a la señorita Grose, llega a una pequeña población inglesa, Bly Manor, para encargarse de la educación de Flora y Julia, hermanas de 13 y 17 años, respectivamente. Las clases, los juegos, las confidencias entre profesora y alumnas tienen lugar en lo que constituye casi el santuario de la casa, un viejo desván en el que suele irse la luz con excesiva frecuencia. Pero por allí rondan también una especie de inquietantes presencias que la profesora de francés atribuye inicialmente a la desbordante imaginación de Flora y Julia. La cuestión es que esas apariciones se repiten con cierta asiduidad y Abi comienza muy pronto a despojarse de esa primera idea…

El ambiente de tensión, de temor a lo desconocido, de inquietud, de incertidumbre que Ramón Paso ha sabido crear en la propuesta es estupendo. Me recordó al que el maestro Narciso Ibáñez Serrador brindaba semanalmente a todos los espectadores españoles a través de TVE –entonces el ente no tenía la R inicial-, en sus Historias para no dormir. Narciso y Ramón utilizan con precisión y sabiduría los efectos sonoros y de iluminación precisos para sorprender al público cuando menos se lo espera.

Pero, claro, para ello es preciso un grupo convincente de actores en el reparto de la obra. Lo son, y con creces, Ángela Peirat (entusiasta, decidida Abigail James), Inés Kerzan (magnífica en su señorita Grose), Ana Azorín (Señorita Jessel, la institutriz anterior, ahogada en el lago), Guillermo López-Acosta (Peter, acosador), Clara Romeu (sensual Julia), Judit Martín (caprichosa Flora) y Jordi Millán (huidizo Tío de las chicas).

La actualización del clásico de James es, sin embargo, muy respetuosa con la fábula original y la aparición de ciertos elementos actuales en escena (el uso de móviles entre los personajes, por ejemplo) no altera para nada la historia ni le hace perder un ápice de inquietud o de incertidumbre.

A Paso no le asustan los retos nuevos sino todo lo contrario. Esta pieza no tiene parecido alguno con cualquiera de sus anteriores. Eso está muy bien porque cuando una compañía como es PasoAzorín, con un grupo estable de actrices y actores, y con un director que sabe muy bien lo que quiere, el resultado suele ser, como es el caso, deslumbrante. Hay que verla.