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Castella saluda antes de salir a hombros.
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Castella saluda antes de salir a hombros. (Foto: Plaza1)

San Isidro: Puerta Grande excesiva para un Castella que recuperó su buena línea

viernes 19 de mayo de 2023, 23:16h
Sebastián Castella ha vuelto. O sea que no sólo ha reaparecido, sino que, al menos en este su regreso a Las Ventas, mostrando las armas que lo encumbraron: valor a raudales, quietud asustante y, claro, buen toreo. Que son las mismas que mostró a un animal, el cuarto, de mucha codicia y recorrido que las exigía. El francés estuvo bien con él y transmitió a los tendidos, pero no era labor de dos orejas. No obstante, ese bicorne es el único que se salvó del naufragio de Jandilla/Vistahermosa: ora por invalidez (los tres primeros), ora por ausencia de esa casta que mostró 'Rociero', que así se llamaba el que se salvó de la quema. Con semejante catadura, Pablo Aguado quedó inédito, y Manzanares volvió a proclamarse el rey del toreo ventajista y del pico (de la muleta, claro).

En semejantes circunstancias, la tarde se despeñaba por el aburrimiento en su primera mitad -con la inestimable colaboración de Don Eutimio Carracedo, a la sazón presidente, ajeno a las protestas por mantener en el ruedo a semejantes inválidos- cuando apareció por chiqueros un bicorne encastado y le dio fiesta un Castella inspirado que inició la faena muy a su estilo: con cuatro estatuarios con los pies clavados, una trincherilla y el pase del desprecio.

El público se le entregó de inmediato, máxime cuando el reaparecido le dio al nobilísimo burel, que humillaba en grado máximo sobre todo por el pitón izquierdo, la distancia que requería para lucirse en una buena primera serie de redondos, a la que siguieron otras con altibajos e incluso algún enganchón que predecía quizás que la faena se podía venir abajo.

Pero Castella, eso sí, relajadísimo y a gusto, de nuevo con gran quietud recuperó el voltaje ya al natural -sólo con dos series que supieron a poco, porque volvió a la derecha- con espléndidos cambios de mano a ese regalo del sorteo que fue 'Rociero'. Unos detalles finales ya encunado, unas manoletinas ajustadas y el descuido de un desarme precedieron al espadazo final. La petición del doble trofeo fue un clamor y el francés echó en su esportón las dos orejas y se ganó una nueva salida a hombros a las muchas que ya adornan su hoja de servicios a la tauromaquia.

Y pare usted de contar, porque Aguado pechó con el más inválido del encierro -que ya es decir-, el tercero, y el más descastado y rajado, el último. Lo único destacable de Manzanares fue un ramillete de airosas verónicas al quinto, que pronto se fue a tablas y por allí anduvo el alicantino con sus típicas precauciones y su posición al hilo de las astas. Nada comparable al teletoreo -o toreo a distancia del burel- y una abrumadora ración de pico que llevó a cabo con su anterior que pese a su flojera metía la cabeza con codicia esperando un toreo de verdad que su matador no le dio ni por asomo.

FICHA

Toros de JANDILLA , el 6º con la divisa de VEGAHERMOSA, con trapío, flojos -sobretodo los tres primeros-, nobles y descastados a excepción del codicioso 2º y el encastado 4º. SEBASTIÁN CASTELLA: silencio tras aviso; dos orejas; salió por la Puerta Grande. JOSÉ MARÍA MANZANARES: división, con más palmas que pitos, al saludar; silencio. PABLO AGUADO: silencio; silencio tras aviso. Plaza de Las Ventas, 19 de mayo, 9ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes' (22.964 espectadores, según la empresa).


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