La fiesta de los toros, no olvidemos, no de los toreros alcanzó en esta 19ª corrida del ciclo isidril -¡ya era hora!- su autenticidad, intensidad, emoción y belleza. ¿La razón? Es muy fácil: salió el toro encastado y exigente, denominador común de un extraordinario encierro de Santiago Domecq. Y, claro, la terna, a su modo, le hizo frente de desigual manera pero casi siempre con entrega. Sobre todo en el caso de Fernando Adrián, con una digna actuación que le abrió la soñada Puerta Grande tras sumar una oreja en cada enemigo, la del primero excesiva; la del magnífico quinto, 'Contento', premiado su vez con vuelta al ruedo, con justeza. Valentísimo anduvo toda la tarde Arturo Saldívar, volteado en cuatro ocasiones por el que abrió función, y también Álvaro Lorenzo en el que lo cerró, que le hirió aunque el toledano tuvo los redaños de aguantar hasta que lo mató.
Contento con 'Contento' estará 'per saecula saeculorum' Adrián, un león de entrega y compromiso toda la tarde, porque supo responder a las exigencias de su encastado burel, que no pasó de discreto en el caballo, pero que luego era un torrente de sangre brava, que embestía humillado pero sabiendo lo que se dejaba atrás. El madrileño, sentado injustamente hasta ahora en la balaustrada de la Fiesta, aprovechó la ocasión.
Sí, es verdad que no exprimió a Contento al máximo, lógico dado lo poco que torea, pero tras jugársela de hinojos con el pase cambiado por la espalda, calando fuerte en el cotarro, cascabeleó redondos y naturales hondos y profundos, mandones pases de pecho marcados siempre a la hombrera contraria. También se adornó con variedad y no de dejó ganar la pelea por su enemigo, al que despenó tras un feo metisaca de una estocada desprendida.
La petición fue mayoritaria, como la de la vuelta al ruedo para el bicorne, y el trofeo cayó en su esportón, donde ya tenía el del anterior, quizás menos exigente, al que muleteó con altibajos y mató casi de un feo espadazo, pero su entrega también llegó al público, que pidió la oreja, aunque no en número suficiente, lo que no fue óbice para que el usía desenfundara el moquero blanco.
También Saldívar demostró valor a raudales con su primero, tanto en pie como de rodillas, sin llegar a torearle con la calidad que se merecía el burel, pero dando la cara a tope. El cuarto echaba la testuz arriba y embestía rebrincado, pidiendo más oficio y técnica que valor, desbordando al mexicano. Otro gesto similar de valor fue el de Álvaro Lorenzo, que con un toreo superficial, ventajista y frío, había desaprovechado a su primero.
Ya que en el sexto dio un paso adelante con varias bellas tandas de naturales, siendo empitonado en la primera, a pesar de lo cual siguió con cierto lucimiento y aguantó hasta que le dio muerte para entrar en la enfermería visiblemente disminuido y con una cornada de 15 cm. Y una reflexión: me gustaría haber visto a las figuras con este dificultoso encierro; claro que ellos prefieren otros hierros más comerciales del encaste Domecq.
FICHA
Toros de SANTIAGO DOMECQ, bien presentados excepto 4º; mansurrones en los caballos pero encastados en la muleta. Ese 4º fue premiado con la vuelta al ruedo. ARTURO SALDÍVAR: ovación; silencio tras aviso. FERNANDO ADRIÁN: oreja protestada; oreja; salió a hombros. ÁLVARO LORENZO: silencio tras aviso; vuelta tras aviso. Plaza de Las Ventas, 31 de mayo. 19ª de Feria. Tres cuartos de entrada (18-.071 espectadores, según la empresa). Enfermería: Álvaro Lorenzo fue atendido de herida por asta de toro en tercio superior de la cara interna del muslo izquierdo con una trayectoria ascendente de 15 centímetros, que produce destrozos en musculatura aductora. Y herida de cuatro centímetros en región submentoniana. Pronóstico reservado.
Si (
No(
