En el pecado llevaban la penitencia, cual afirma con su habitual sabiduría el refranero español. Pues, eso. Pues eso es lo que aconteció en una corrida de máxima expectación por la presencia del 'rey' Roca junto a otras dos figuras, Manzanares y Emilio de Justo. Una terna, sobre todo los dos primeros, con fuerza para imponer las divisas que le gustan. Como los hierros de los hermanos Fraile, desiguales de presencia, con dos impropios de Las Ventas, el lote que le correspondió al peruano, blandos rayando la invalidez y que no dieron juego, salvo el que abrió festejo. Eso sí, nobilísimos y sin un feo detalle. O sea que, una vez más, fracasaron y arrastraron en el desafuero a sus peticionarios, sobre todo los dos primeros espadas, salvándose De Justo mínimamente de la quema.
Lo más cercano al toreo de verdad lo realizó el extremeño, decidido toda la tarde, en el quinto, muy flojo pero con un punto de codicia, que no de casta, en la muleta. Lo recibió en redondo flexionando la pierna del embroque, como ya había realizado con el percal con cuatro hermosas verónicas, las únicas destacables de la función. El extremeño, eso sí, fiel a su concepto clásico, no se traicionó en ningún momento, aunque anduvo desigual ya en pie frente a tan nobilísimo y flojo colaborador: ora ligando -a veces con algo de ventajismo-, ora sin lograrlo.
Bajó el nivel con los naturales y volvió al pitón derecho con menos ajuste. En definitiva, una faena desigual. En definitiva, el tuerto en el país de los ciegos. Poco había podido hacer en el sobrero, un manso flojo que no quería casi pelea, y su matador anduvo por acá y por acullá, eso sí intentando la ortodoxia, algo imposible con semejante enemigo. Este animal, que saltó a la arena tras devolver el usía al titular por inválido, era de El Vellosino, ganadería que gusta tanto a las figuras como disgusta a los escasos aficionados cabales y exigentes.
Los mismos, situados en el 7 y medianamente perdidos y diluidos en otras zonas, que protestaron el trapío más de novillos que de toros con toda la barba que le tocaron en suerte o por desgracia a Roca Rey. Quien tampoco se traicionó, en vista de la vulgaridad con que obró en ese su primero echó mano de las espaldinas, el encimismo y las bernadinas finales que calaron entre el resto del público facilongo, que pidió minoritariamente la oreja.
Peor anduvo el peruano en el que cerró el decepcionante festejo, otro torito escurridito que se tapaba por su arboladura y que en vista de que tampoco se acoplaba, tiró de su repertorio populista, esta vez sin gustar a nadie.
¿Y Manzanares? Pues continúa en su año sabático y sin compromiso, desaprovechando su primero cuasi inválido pero con otro punto de codicia con el que el alicantino tiró líneas. Al menos hay que agradecerle la brevedad ante el descastado cuarto, que ni embestía ni topaba, ni 'na' de 'na', que para eso era de una divisa tan amable.
FICHA.
Tres toros, 3º, 4º Y 6º de LA VENTANA DEL PUERTO, flojos y nobles, con 4º descastado. 1º de VALDEFRESNO, flojo, manejable y codicioso. 5º de PUERTO DE SAN LORENZO, blando y muy noble. Todos bien presentados. 2º, sobrero, de EL VELLOSINO, serio, manso y noble. MANZANARES: ovación con algunos pitos; silencio. EMILIO DE JUSTO: palmas tras aviso; ovación. ROCA REY: palmas con algunos pitos tras aviso; silencio. Plaza de Las Ventas, 25 de mayo. 14ª de Feria. Lleno de 'no hay billetes' (22.964 espectadores, según la empresa).
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