A pesar del intenso calor que mantiene vacías las calles de Madrid, decenas de residentes se movilizaron ayer domingo para manifestarse contra el controvertido proyecto conocido como "la losa de Ventas".
La marcha, convocada por entidades sociales y formaciones políticas de los distritos de Salamanca y Ventas, partió desde la plaza de la América Española hasta el barrio de La Elipa.
Durante el recorrido, los participantes corearon consignas al ritmo de música y distribuyeron un comunicado explicando los motivos de su rechazo a la iniciativa promovida por el Ayuntamiento de Madrid.
Apoyo político
La oposición a este proyecto, cuyo inicio de obras está previsto para la próxima semana, ha sido impulsada principalmente por la Plataforma de Afectados por la M30.
Además, cuenta con el respaldo de formaciones como Izquierda Unida, Podemos y Más Madrid, así como de colectivos como la FRAVM y Ecologistas en Acción.
Tras reunirse en la plaza de la América Española, los manifestantes cruzaron la M30 por las actuales pasarelas, estructuras que el proyecto pretende sustituir. Finalmente, llegaron a la zona de Antonio Pirala, en Ciudad Lineal, donde leyeron un comunicado en el que anunciaron el arranque de una campaña de resistencia al proyecto. También exigieron al Ayuntamiento acceso total a la información relacionada con la obra, algo que aseguran les ha sido negado hasta ahora, alimentando aún más sus sospechas.
Denuncias de opacidad
Carlos Gutiérrez, portavoz de una de las organizaciones convocantes, criticó duramente la falta de transparencia del Ayuntamiento en relación con este proyecto. Según Gutiérrez, las verdaderas necesidades de inversión en Salamanca y Ciudad Lineal están siendo ignoradas, mientras que el consistorio destinará la mayor parte del presupuesto de obras de los próximos 3 años a ejecutar "la losa de Ventas". "Almeida vuelve a priorizar los beneficios de las grandes constructoras frente a las necesidades y calidad de vida de los vecinos de los barrios populares de Madrid", afirmó.
Impacto urbanístico
Los residentes de la zona también expresaron su inquietud por las consecuencias que podría tener el proyecto sobre el tejido social del barrio. Temen que impulse una oleada de especulación inmobiliaria, con un aumento de pisos turísticos y una aceleración de la gentrificación. Para muchos, el esperado incremento del valor de las viviendas no será más que un "espejismo" que esconderá la expulsión del actual vecindario hacia las periferias. Denuncian que esta transformación convertirá el área en un "parque temático" orientado al turismo y en un espacio de inversión para personas adineradas, alejando a quienes han vivido allí durante décadas del corazón de la ciudad.