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Crítica de la película

'Godzilla': El ancestral miedo humano a la naturaleza

'Godzilla': El ancestral miedo humano a la naturaleza

miércoles 14 de mayo de 2014, 12:24h
La premisa de Godzilla es clara, la naturaleza puede acabar con el ser humano en cualquier momento y por muchos clones, superordenadores o demás cosas que nos lleven a pensar en nosotros mismos como semidioses la madre naturaleza es algo que está fuera de nuestro control. Algo a lo que miramos como impasibles hormiguitas cuando desata su lado más destructor. Pongamos por caso, un bicho nuclear de 200 metros de altura.
Tras la pésima adaptación del mítico monstruo japonés llevada a cabo por Roland Emmerich en 1998 había cierto temor ante esta película, Claro que la elección como director de Gareth Edwards, con la interesante 'Monstruos' en su currículo, le daba cierto morbo. Y es que, a pesar de su título, aquella película se basaba más en los elementos dramáticos y humanos que en los puramente 'monstruosos', valiéndole comparaciones con 'District 9'.

El resultado se sitúa por encima de la media. Fan del primer Godzilla japonés, Edwards ha llevado la película a terrenos cercanos a los de la primera película de 1954, centrándose en los miedos humanos del momento. Si en los 50 fueron los miedos a la bomba atómica, ahora Edwards ha sabido encontrar similitudes con otras grandes catástrofes recientes como las ocurridos en la central nuclear de Fukushima, el Katrina o los últimos tsunamis. La fuerza de 'Godzilla' está en su premisa, el miedo humano a las cosas que escapan a nuestro control, en especial, la fuerza de la naturaleza que en un momento puede barrernos como a humildes hormiguitas.

Los títulos de crédito son otro punto fuerte de la película, mostrando imágenes supuestamente de archivo, en las que se ven pruebas nucleares desde otro punto de vista. La película comienza confiando en su lado más humano, construyendo una historia sobre un accidente nuclear en Japón, en el que se ve inmerso una familia interpretada por Bryan Cranston, el Walter White de 'Breaking bad', Juliette Binoche y su joven hijo. La tensión va creciendo por momentos y la atmósfera que se crea recuerda por momentos al Spielberg de 'Parque Jurásico'. En esta primera parte se nos raciona la aparición del monstruo, aunque en la segunda, Edwards no se mostrará rácano con Godzilla.

Lugares comunes

Aun así no puede evitar caer en varios lugares comunes, sobre todo cuando el peso de la actuación y de la película, pasa de Bryan Cranston y Juliette Binoche a Aaron Taylor-Johnson, que interpreta a su hijo, y Elizabeth Olsen. El típico héroe americano, la familia ideal, etcétera, etcétera. Lo bueno es que para cuando pasa eso y tus protagonistas humanos te importan bastante poco, el protagonismo ya ha pasado al monstruo de los monstruos, un Godzilla que despierta bastante más simpatías que el ex Kick-Ass y toda su familia. Por momentos Edwards le da verdadero ritmo a la cosa y siempre es divertido ver a gigantes mutantes del tamaño de edificios, luchando entre ellos y destrozando ciudades. Lo malo es tener que poner la misma cara de incredulidad una y otra vez como les pasa a los pobres Ken Watanabe y Sally Hawkins, totalmente desaprovechados.

Es en ese momento cuando se ve que Edwards no ha sabido combinar las dos caras de su película, su efectiva película de monstruos y catástrofes, y la parte más humana, de la que hubo un atisbo en su primera media hora. Una vez desatadas las fuerzas de la naturaleza, resulta mucho más convincente la búsqueda del ecosistema de restaurar el orden establecido, gracias a su prehistórico macho alfa Godzilla 'cazando' a los dos MUTOS nucleares, que la parte humana, con las peripecias del militar americano para reunirse con su familia.

Resumiendo, 'Godzilla' es bastante mejor que la mayoría de películas de su género (si la comparamos con la versión de 1998 de Roland Emmerich es una obra maestra) pero tampoco llega a gran película debido a varios errores. Entre ellos su tendencia a caer en varios tópicos de este tipo de producciones (¿para cuándo una película en la que el monstruo se coma, finalmente, al héroe después de mirarle fijamente a los ojos?) o su falta de anclaje entre sus dos partes, la humana y la de acción.

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