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Mas adentro

Mas adentro

domingo 28 de noviembre de 2010, 22:52h
Desde Madrid a veces son mal vistas las crónicas y las conclusiones de unos resultados electorales de Cataluña. Efectivamente, nadie conoce mejor la realidad política y ciudadana que alguien que la vive día a día, pero hay cosas que son igualmente fáciles de concluir ya sea desde Madrid, que en Cuenca o que en Badajoz. No digo desde Sevilla, por ejemplo, porque aún se estarán acordando de la familia de Puigcercós, lo que me sirve para dar mi primer argumento sobre estos resultados electorales del 28-N:

1 - El discurso extremista no ha ganado. Ha vencido CiU, el de siempre, con sus argumentos más o menos discutibles, pero con moderación y las líneas de la corrección política por bandera. Han fracasado los independentistas que eligieron el enfrentamiento como lema electoral, acusando incluso a los andaluces -lo hizo el líder de Esquera, Joan Puigcercós- de no pagar los impuestos.

2 - Montilla, el president que se coló en la Generalitat, como Maragall en 2003, pactando contra-natura con independentistas, ha fracasado perdiendo aún más escaños y votos, por supuesto. Su debacle electoral, lógicamente, le iba a costar el puesto sí o sí. La única diferencia, es cierto y elogiable, es que el líder del PSC ya anunció en campaña que si no ganaba las elecciones como la lista más votada, se retiraría del mapa político catalán. Algo que, no nos engañemos, ya se sabía. Era una apuesta algo absurda porque CiU no iba a dejar de ser el partido más votado en ningún caso.

3 - Laporta mete un gol a la política. El ex presidente del Barça ha pasado con éxito del mundo del deporte al parlamentario. No sólo ha sacado un escaño para él, lo que da más crédito a su valor político. Aunque, todo hay que decirlo, es algo vergonzoso que un partido de escaso recorrido y que fichó a una actriz porno para hacer campaña -María Lapiedra-, obtenga representación en el Parlament.

4 - Los Ciutadans de Albert Rivera llevan unos cuantos años recibiendo palos hasta en el carné de identidad. Pero algo tendrá este joven político para quedarse por tercera legislatura consecutiva en el Parlament, demostrando que no es un fenómeno político con fecha de caducidad, fruto de un fenómeno pasajero. Al revés. Se afianza y se revalida su proyecto político, no dejando ni un triste hueco al UPyD de Rosa Díez, que apenas ha obtenido unos 5.000 votos.

5 - Los partidos 'basura' o extraños se hacen un hueco. Incluso sacando los colores a algunos otros más serios, como el de Monsterrat Nebrera, la ex del PP que quiso presidir el partido que ahora dirige Alicia Sánchez-Camacho. Esos partidos poco serios, digo, son por ejemplo el de Carmen de Mairena o el partido Pirata, que juntos tienen más votos que UPyD o Nebrera. Lo peor, sin duda, no es que Carmen de Mairena saque unos cuantos votos. Lo peor es que casi se cuela con algún escaño el partido ultraderechista y xenófobo PxC, que está asociado a las grandes formaciones europeas de este calibre.

6 - El independentismo, con Laporta, y manteniéndose ERC -aunque con menos poder-, siguen estando fuertes en el Parlament. Pero la gran conclusión es que mientras CiU se afianza y Artur está 'más' adentro que nunca en el poder, los que defienden únicamente la independencia no sumarían ni 15 escaños.

Y en fin, que... ¿cómo será esta legislatura? Pues seguramente será de transición. Me explico: CiU no podrá hacer gran cosa sin buscar apoyos, y esos apoyos, si son de carácter excesivamente catalanistas o independentistas, no tendrán lugar con PSC o PP. Hay que recordar que los grandes partidos nacionales, juntos, suman unos 50 escaños, lo que les legitima como gran frente de oposición a los nacionalistas. Sobre todo tras el gran acenso del PP de Camacho, que se convierte en la tercera fuerza política. Pero esto no es el Parlamento vasco de la época de Ibarretxe, en el que los nacionalistas tenían mayoría absoluta frente a PSE y PP. Aquí todo se tendrá que hacer negociando, así que será una legislatura, creo, en la que no saldrán adelante grandes novedades políticas, sino un regreso a la época de Pujol, pero sin grandes cambios. Para eso, a Artur Mas le sigue faltando una mayoría absoluta que se le resiste, pese a que de nuevo ha vencido con claridad y contundencia.

¿Escuchará más a PSC y PP o a ERC y compañía? Seguramente, hará juegos malabares según convenga, como cuando tenga que aprobar los Presupuestos Generales. Guiños a todos, gestos con todos y, cómo no, alguna bronca que otra también con todos. Por cierto que, con un 40% de abstención, el gran perdedor en estas elecciones han sido los políticos, que no convencen al ciudadano, representantes que pierden la confianza del electorado. Es verdaderamente triste, por mucho que se quiera ver el lado positivo: que ha subido la participación respecto a 2006.



Pablo M. Beleña
Director Diariocrítico.com
 
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