Mafalda sopla 52 rebeldes velas

Mafalda cumple este jueves, por tanto, 52 lustrosos otoños siendo espejo de la clase media latinoamericana y de la juventud progresista, siempre preocupada por la humanidad y la paz mundial, además de rebelarse contra el mundo legado por sus mayores. Con un discurso que ha ido evolucionando ligeramente a lo largo de los lustros y que sigue estando de absoluta actualidad. Tal es su profunidad, a pesar de contarnos sus reflexiones en una tira de humor.

Y es que Mafalda es una niña idealista y utópica, que disecciona (casi sin querer) el mundo en el que le ha tocado vivir con la precisión de un bisturí bien empuñado. Pero más allá de su faceta certeramente analítica y de sus grandes preocupaciones mundiales, ella tiene una obsesión, una pasión, una pequeña gran locura que le pone banda sonora a sus cavilaciones.

Porque Mafalda ama a los Beatles de la misma manera que detesta la dichosa sopa. Son dos puntos cardinales de su vida diametralmente opuestos y que ella trata de mantener alejados como sea humanamente posible. Dos motores básicos de su vida, el yin y el yang, que de alguna manera le enseñan a amar y a odiar.

Fan de los Beatles, además, en una época en la que eso era una tendencia cuanto menos peligrosa y en absoluto aceptada por la mayoría, que veía en los cuatro de Liverpool la encarnación del mal con sus rebeldes flequillos y sus 'excesos' ruidistas. Pionera, por tanto, como los propios Beatles, de una forma de ver el mundo.

Una visión que desde su nacimiento en 1964 rompe tantos corsés como puede a través de sus viñetas en las que demuestran su loco amor por John Lennon, Paul McCartney, George Harrison y Ringo Starr. Con su habitual genialidad, pues para ella los Beatles son también una de las grandes preocupaciones mundiales. O así debería ser.